Por Xavi Pons
Hace algún tiempo leí en algún periódico de tirada nacional, que había descendido el tiempo que los niños dedicaban a ver la televisión cada día. Hasta ahí, todo bien. Incluso me sorprendió gratamente la noticia. Lo malo es que había una continuación. El texto exacto decía algo así como que había descendido el tiempo que los niños dedicaban a ver la televisión cada día… para dedicárselo a los videojuegos. Es más, el reportaje decía que esos niños, en período escolar de entre 4 y 16 años de este país, en el que aparecían dos niños de cada una de las clases sociales –baja, media y alta-, se ahorraban algo menos de una hora al día viendo la tele para invertir el doble y hasta el triple de ese tiempo en disfrutar de los videojuegos. Por sexos, la diferencia que se observa es abismal: las niñas son muchísimo menos propensas a distraerse mirando la televisión y disfrutar de los videojuegos, que apenas llega a la hora diaria. Por el contrario, su capacidad para socializarse se basa en actitudes y gustos personales de ámbito grupal y social y no depende tanto de la tecnología, como si parece ser el caso de los niños, que tienden más al aislamiento social propiciado por Internet, la televisión y los videojuegos.
¿Qué es lo que está pasando en esa situación? De los seis niños entrevistados, solo dos de ellos sacaban buenas notas, una tercera parte, el resto traían ese fardo incómodo que llaman boletín de notas a casa plagado de suspensos. Incluso en dos de los casos, con la práctica totalidad de las materias suspendidas. Aquí se presenta un debate que debería considerarse de gran interés no solo para padres y profesores, sino sobre todo para los alumnos. Teniendo en cuenta que los últimos informes hechos públicos hablan de más de un porcentaje muy próximo al treinta y siete por ciento de fracaso escolar en nuestro país, -esto es más de un tercio de los estudiantes, lo que es un porcentaje escandaloso- la pregunta sería: ¿Son los videojuegos, las consolas, las PsP, Nintendo DS, etc., las causantes de que haya tal grado de fracaso escolar en nuestro país o por el contrario, esa culpa debe recaer en su mayoría en los padres y profesores?
Un escolar medio ocupa aproximadamente entre tres y cuatro horas al día frente a la pantalla del televisor, ya sea para ver los programas que ofrecen o para conectar la consola y echar unas partiditas. Ese tiempo es considerado por educadores y especialistas en la materia como “excesivo”. Ya no preocupa tanto el hecho de los contenidos que ven los hijos, que es considerado como un tema “delicado” y “pendiente de estudio”, como el hecho de que se ve demasiada televisión, y muy probablemente, temas inapropiados para los niños. Sin embargo, este argumento se ve compensado con el hecho de que más de la mitad de la población española tiene acceso a Internet de banda ancha, mucho de ellos son chicos jóvenes que tienen el ordenador en su habitación con acceso ilimitado a la red, con lo que se facilita la descarga de contenidos de todo tipo, ya que muchos padres no controlan el uso que hacen sus hijos del ordenador, como tampoco demasiados padres no saben hacer uso de el protector de contenidos que lleva incorporado el sistema operativo del ordenador. Es más, muchos padres no saben ni que existe tal cosa.
Según se comentaba en ese reportaje, el tiempo máximo que un escolar debería pasar frente al televisor, ya sea viendo la programación o para disfrutar de los videojuegos no debería exceder de una hora diaria. Es mas, en el caso de los videojuegos era más contundente. Dependiendo de la edad y de su rendimiento académico, nunca más de tres horas a la semana, y preferiblemente, repartidas en varios días.
Es de todos conocido que el actual ritmo de vida, la hipoteca, el trabajo, hace que los padres no puedan estar tan pendientes de los hijos como les gustaría. Son demasiadas responsabilidades las que tienen que soportar, sobre todo laboralmente para que esa vigilancia de los hijos sea efectiva, ya que en muchos casos no deja más opción que confiar en ellos o llenarles la tarde de compromisos diversos, deportivos, lectivos o de ocio para que no caigan en la tentación de sentarse frente al televisor.
Ya para finalizar, un apunte: según una encuesta realizada a más de seiscientos padres de distintas comunidades autónomas, estos respondieron que habían comprado algún medio de entretenimiento electrónico a sus hijos (consola, Psp, NDS, etc.), para compensar de algún modo su ausencia durante la mayor parte del día, como una forma de distracción, sin entrar a valorar en ningún momento las consecuencias de dicha acción.
Se abre otro debate: ¿estamos haciendo lo mejor para nuestro hijos al facilitarles el acceso a esas formas de entretenimiento o sencillamente estamos tratando de purgar las culpas que sentimos en la conciencia?
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