Por Vicente Marí, David Prats y Xavi Pons
La semana pasada empezamos a hablar sobre un tema del que en Mennta hemos recibido muchas peticiones. Debido a eso, este mes de Noviembre vamos a dedicar un monográfico a este tema que tanto preocupa no sólo a padres y educadores, sino también a toda la comunidad educativa. La semana pasada iniciamos un análisis de este problema a través de varias entrevistas a padres, a alumnos, a profesores de colegios con alumnos de hasta 13 años, y incluso, contamos con la opinión de un destacado psicólogo que nos desveló algunas claves hasta el momento desconocidas a la hora de enfocar la problemática del Fracaso Escolar. Puedes acceder al artículo publicado la semana pasada pinchando AQUI. El resto del informe con las conclusiones que sacamos del tema viene a continuación.
Otro de los errores de los padres es creer que lo que es válido para un hijo es válido igualmente para otro. No es cierto. Cada uno es un mundo aparte, con sus sensaciones, su intelecto, su mundo, su punto de vista diferente de los demás. La educación no puede ser rígida ni inflexible, sino más bien flexible, que se pueda amoldar a cada tipo de persona. Con eso estaremos respetando la individualidad de cada uno y ayudando a su formación como personas.
Otra equivocación que ha quedado al descubierto en la entrevista concedida por el Sr. Fernández Moraleda se da en la poca atención que conceden los padres al proceso del estudiante. La mayoría de los padres solo saben de la evolución del estudiante por lo que se refleja en el boletín de notas, que entra en escena una vez cada dos o tres meses, y que no representa todo el tiempo y esfuerzo que el estudiante ha aportado en el colegio y fuera de él. El seguimiento del estudiante no puede ni debe ser tan espaciado. Debe ser constante y diario. Lo ideal sería que los padres dedicaran una parte del día al estudiante para informarse de las tareas que debe hacer y el estado actual de las mismas. Y si solo puede hacerlo uno de los dos, compartir las evoluciones del estudiante con el cónyuge. En la mayoría de familias, uno de los padres hace de duro y el otro hace otro papel más conciliador. Lo ideal sería unificar las posturas de cara al estudiante. No debe haber divisiones. Los chicos son muy listos y si detectan esa división de criterios, es muy fácil que se aprovechen de ella. Eso debemos evitarlo.
Otro detalle importante es que en casi todas las entrevistas realizadas a alumnos y profesores, se han manifestado en contra del boletín de notas, por considerarlo injusto, desigual y hasta desmotivador para ciertos alumnos con problemas. Solo los padres, y no todos, se han manifestado a favor, lo cual, indica que hay una clara división de opiniones. Si los estudiantes y los profesores, que son los que más relación tienen con ese sistema de notas no lo consideran adecuado u apropiado, tal vez debería plantearse una alternativa y discutirse para acceder a un sistema de enseñanza de mayor calidad y más justo para todos.
La enseñanza y sus sistemas se van renovando cada cierto tiempo, lo que causa confusión e inseguridad. De esta investigación se desprende que es necesaria una educación escolar cada vez más personalizada, más individualizada, más especializada, con menos alumnos por clase y más atención sobre los alumnos, y especialmente, sobre aquellos que van más retrasados o presentan mayor dificultad para seguir el ritmo de los demás. Se han propuesto soluciones como clases aparte e incluso, profesores especiales en aulas de apoyo que ayudaran a estudiantes con problemas a integrarse en la temática y en el aula con los compañeros.
Otro tema que ha sido criticado por muchos es el sistema de selección por edades de nacimiento más que por madurez. La mayoría de los entrevistados creen que sería mejor elaborar las clases por madurez más que por edades. Alumnos con la misma edad en ocasiones tienen distinta madurez. La madurez es un estado mental producto de la vida y sus experiencias. Muchos profesores y algunos padres han considerado que sería positivo hacer un experimento agrupando a estudiantes por grupos madurativos, adaptando las clases y las exigencias al nivel que sea oportuno.
Extraoficialmente, son muchos los profesores que reconocen que a algunos estudiantes se les “ayuda” a aprobar para evitar aglomeraciones de repetidores.
Iolanda Doménech, psicóloga infantil y juvenil de ISEPClínic, que pertenece al Instituto Superior de Estudios Psicológicos afirma que “Al hablar de Fracaso escolar estaríamos hablando de niños que, desde Primaria, ya empiezan a ír mal. A algunos les cuesta sumar, algún día no llevan los deberes hechos, pero su problema no se hace evidente hasta que llegan a la ESO, donde se les exige que sepan toda una serie de materias que no han aprendido en el pasado. Dentro de este grupo se suele colocar a los niños que durante una época suspenden. Y no es lo mísmo. Hay estudiantes que, por presiones en casa, como el nacimiento de un hermanito o la separación de los padres, porque cambian de colegio o de profesor o porque entran en la adolescencia, suspenden, pero sólo es una época.”
Iolanda mantiene que “normalmente, el primero en detectar el problema es el profesor, que suele acudir al psicólogo o psicopedagogo de la escuela para ver por qué ese niño no sigue los contenidos del curso. En casa también se puede detectar cuando los estudiantes sueltan excusas del tipo “me he olvidado los libros” ó “no me lo he apuntado en la agenda”. Creo firmemente que debería haber más tutorías para que los padres sepan como le va a su hijo en la escuela, ya que hay estudiantes que tienen comportamientos muy diferentes en la escuela que en casa.”
Asimismo, también cree que detrás de su “pasotismo” para estudiar se esconde otro significado, que es el de “esto me cuesta”, y antes que admitirlo, lo abandonan.
Todos los adolescentes expresan de alguna forma, que hay un cambio muy importante en sus vidas, pero es más frecuente que los chicos lo revelen de forma más agresiva. Necesitan demostrar que pueden con todo y eso es debido a la educación que han recibido. Aunque se les intente educar a ambos sexos por igual, consciente o inconscientemente a las chicas se las protege más y cuando llegan a la adolescencia, más que revelarse, se deprimen.
Otro punto a tener en cuenta y que resulta muy interesante y revelador: incluso los estudiantes que no padecen Fracaso escolar señalan, a veces de forma poco sutíl como era el caso del primer estudiante entrevistado en las páginas de este informe, que los propios profesores no dan todo lo que podían dar. Se ofrecían muchas razones: mucho temario, poco tiempo, poca dedicación, total o parcial desconocimiento del tema, de la asignatura, dejadez por llevar años y/o estar ya “quemado”, o simplemente por escasa técnica en la enseñanza de grupo o individual. Entrevistados estudiantes de Primaria y ESO, descubrimos que los profesores prestan menos atención a los alumnos a medida que aumenta la dificultad de la materia. Justo es ahí, en la ESO donde empiezan los problemas en muchos estudiantes, ¿casualidad?
En una estadística elaborada por Álvaro Marchesi destaca una cifra sorprendente: mientras el 82,6 de las chicas finaliza ESO, sólo un 67% de los chicos lo consigue.
Es cierto que en estas páginas se ha hablado que suelen ser dos momentos diferentes cuando se genera el problema y aparecen los síntomas que cuando estalla el problema y este se revela. Pueden pasar años entre una cosa y otra. Muchas veces, el poco hábito al estudio es el síntoma principal que presentan los estudiantes que fracasan en la ESO. Han llegado sin apenas dificultad hasta 3º de ESO sacando buenas calificaciones y creen que sin hacer nada más van a seguir llevando una vida llena de éxitos escolares. Todas las cosas cuestan, y es necesario que asimilen eso cuanto antes, que incorporen un tiempo de estudio dedicado solo a llevar al día las muchas materias que rigen su vida lectiva. Esto es de vital importancia y de eso depende en gran medida el éxito del estudiante. Si un estudiante con aptitudes no es capaz de organizarse de esta manera, es difícil que consiga aprobar todos los cursos. Si un estudiante que no tiene la misma capacidad que el primero pero que ha sabido organizarse eficazmente, tendrá más oportunidades que si no estuviera organizado.
Los padres pueden decirle que si estudia le irá mejor en la vida, pero no sirve demasiado decirle eso a un chico de 12 ó 13 años que no va a ver los resultados de su esfuerzo hasta que no acabe la carrera con 23 ó 24 años. Por eso, Iolanda Doménech sostiene que una solución eficaz es buscar recompensas “y no chantajes”. Recompensas a corto plazo. Es importante que descubran que necesitan esforzarse, que las cosas no son fáciles y que necesitan un hábito de estudio y de esfuerzo. Los mayores trabajamos durante un mes y tenemos un premio que es el sueldo. A ellos, las notas no les motivan lo suficiente, y por eso, hay que buscar premios. No es decir “Si apruebas a final de curso te compro esto o lo otro. Es necesario que sea a más corto plazo. “Ya que has estado haciendo los deberes todos los días, el sábado vamos al cine”. Así irá adquiriendo el hábito, y cuando lo tenga asumido, no hará falta premiarlo.
Según Iolanda, es el Primaria cuatro y cinco cuando los padres ya pueden hacer algunas actividades para que el niño se acostumbre a mantener un poco la atención. Pueden ponerse a dibujar un ratito con él, hacer un puzzle… A él le será muy agradable, porque hay alguien a quien quiere que le está prestando atención. Precisamente la falta de atención y la dificultad de comprender lo que leen es una de las trabas más habituales entre los niños con problemas de aprendizaje. Si no entienden el enunciado del problema, difícilmente podrán solucionarlo.
Un detalle interesante, ya para finalizar, es que la gran mayoría de los padres, muchísimos ex estudiantes con Fracaso escolar –ahora trabajadores en activo-, padres y hasta algún profesor, han coincidido de forma extraordinaria en señalar en que ahora, si pudieran hacerlo, estudiarían. Es interesante que lo manifiesten, pues es ahora, cuando lo tienen más difícil, cuando ven la utilidad que tiene el estudio cuando están más predispuestos y motivados para estudiar y aprender.
En definitiva, estas son las conclusiones básicas que se desprenden de todo este trabajo. Esperamos con esto haber ayudado a comprender todo lo que encierra toda esta problemática, que como se ha podido ver, es mucho más amplia de lo que en un primer momento pudiera parecer.
Nuestro agradecimiento a todos los que han hecho posible todo este informe, ya que sin duda ayudarán a otras personas a ver y comprender mejor este problema.
La próxima semana continuarémos hablando sobre el Fracaso Escolar.
Puedes acceder al siguiente artículo pinchando AQUI.
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