Por Marina Ribas Ortiz
El TDAH es el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad. Quizá haya oído hablar de niños hiperactivos, impulsivos, con problemas de atención… Antes de nada podríamos plantear algunos aspectos erróneos que se tienen sobre este trastorno.
– Es un trastorno nuevo, cada vez más frecuente. ¡Falso! Es un trastorno que cada vez se diagnostica más porque cada vez se conoce mejor, pero no es algo nuevo.
– Remite espontáneamente con la edad. Esto no acaba de ser cierto tampoco, puede que alguna sintomatología vaya disminuyendo su intensidad a medida que pasan los años, pero no remite.
– Hay un fármaco que lo cura por completo. Incierto también, el fármaco tiene gran eficacia y funciona bien, pero no todos los afectados pueden tomarlo, y por supuesto no cura el trastorno.
– Todos los TDAH presentan fracaso escolar. ¡Incierto! No tiene porqué ser así, son niños que tienen problemas de atención e impulsividad, pero eso no siempre va asociado al fracaso escolar.
– Es un trastorno exclusivo en los niños. Esto no es cierto, ya apuntábamos que el TDAH no remite con la edad, por tanto los adultos también lo sufren.
– Otro aspecto importante a destacar es que este trastorno no viene causado por problemas familiares, ni por una pobre educación, ni por demasiada televisión… Nada de esto tiene que ver con las causas del TDAH.
Una vez aclaradas estas cuestiones podríamos definir qué es este trastorno. El TDAH es un trastorno de origen neurobiológico con un gran componente genético, que se caracteriza por tres síntomas clave: la dificultad para mantener atención, la hiperactividad y la impulsividad, tanto cognitiva como conductual. Se considera que entre un 3 y un 7% de la población infantil lo presenta en mayor o menor grado de intensidad.
Las personas con este trastorno tienen alteradas sus habilidades ejecutivas, es decir, la capacidad de inhibir –de controlar-, de tener memoria ejecutiva o de recordar lo que tienen que hacer. Les cuesta razonar, controlar emociones, hacer planes…
El psiquiatra Russel Barkley ha estudiado mucho sobre este tema y lo define como un trastorno del sistema ejecutivo del cerebro, que provoca problemas en el manejo de la conducta del afectado, disminuyendo la capacidad para guiar su propio comportamiento, así como la autorregulación del afecto y la motivación.
Hay dos áreas biológicas implicadas, la neurológica y la genética. Hace un año se publicó un estudio hecho con afectados de TDAH, en el que se intentaban analizar las causas de este trastorno. Lo que se vio fue lo siguiente: un tercio de los niños analizados habían desarrollado el trastorno debido a lesiones cerebrales ocasionadas, en su gran mayoría, durante el embarazo. Por otra parte, el 65% de los casos eran hereditarios. Hasta la fecha se han localizado cinco genes relacionados con el TDAH, pero se cree que hay unos veinte. Como ya apuntaba antes, es un trastorno que se está estudiando y aunque cada vez se sabe más, aun faltan aspectos por conocer.
Podríamos dividir el TDAH en tres subtipos según la clasificación diagnóstica actual:
A) el subtipo inatento: El niño presentaría déficit de atención pero sin impulsividad o hiperactividad.
B) el subtipo hiperactivo-impulsivo: El menos frecuente. El niño presentaría hiperactividad e impulsividad sin déficit de atención.
C) el subtipo combinado: El más común. Sería la mezcla de los dos anteriores. Niños con inatención, hiperactividad e impulsividad.
Para muchos padres, es difícil detectar que su hijo es hiperactivo, muchas veces se piensa que es un niño movido sin más y no es hasta la segunda infancia cuando se dan cuenta de que su hijo realmente tiene un problema. Hay algunos padres a los que les cuesta admitir que su hijo es TDAH. Es importante tener en cuenta que eso no protege en ningún caso al niño del rechazo social, sino que por el contrario le impide recibir la ayuda adecuada. Por eso es muy importante ponerse en manos de profesionales para empezar a trabajar lo antes posible con estos niños. El hecho de padecer un trastorno psicológico aumenta el riesgo a padecer otros. Uno de los que más frecuentemente se puede dar con TDAH es el Trastorno negativista desafiante (TND).
Igual que es muy importante hacer un buen diagnóstico del TDAH, el diagnóstico diferencial es clave. Se han de descartar antes de nada problemas auditivos, enfermedades médicas de cualquier tipo, trastornos de aprendizaje, coeficiente de inteligencia límite…
Antes de acabar, me gustaría también resaltar los aspectos positivos de los TDAH. Son niños y niñas muy creativos suelen destacar en las materias manuales como plástica o dibujo, a la vez son muy entusiastas en todo lo que hacen y enérgicos. Son niños que actúan por impulsos, no piensan las cosas y suelen poner mucha pasión en lo que hacen.
Es por eso que me parece muy importante potenciar todo lo bueno que tienen y no recriminarles constantemente. Si les motivamos y animamos, los TDAH pueden hacer una vida prácticamente sin problemas.
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