Estudie y fortalezca su empresa

Por Javier García

     Existen varias definiciones sobre lo que es un emprendedor, y una de las más aceptadas universalmente dice que “es la persona que posee la capacidad para transformar una visión en un proyecto orientado a crear un valor para la sociedad”. Un emprendedor es un aventurero que tarde o temprano, se transforma en un empresario.

     La decisión de emprender, de llevar a cabo un proyecto es una de las decisiones más difíciles y que entrañan un gran valor. Apostar por una visión y decidirse a hacerla realidad es una decisión que sin duda acarrea riesgo, responsabilidad y valor, que sin duda conllevará sacrificio personal, capacidad para escuchar, negociar y delegar, flexibilidad y liderazgo entre otras varias.

     Una empresa es una apuesta, una inversión. Un empresario que decide abrir un negocio ha de estar muy seguro de que el dinero invertido se va a multiplicar, para lo cual ha de hacer números, sentarse con un gestor, hablar del negocio y de los puntos clave que conviene tener en cuenta. Es decir, ha de existir una planificación previa. Ya no sirve eso de poner un negocio de algo sencillamente porque es algo que te gusta y esperar a que funcione. A diario cierran multitud de empresas, sobre todo en tiempo de crisis porque estas no eran lo suficientemente maduras –fuertes- y cuando el mercado entra en crisis hace una criba en la que sobreviven las empresas más fuertes y sólidas. Aunque el mercado sea voyante –sobre todo si el mercado está en un estado óptimo-, en algún momento se entrará en un estado de crisis. Sea cual sea el ámbito comercial en el que se mueva la empresa. La crisis es algo inherente al ser humano, y lo que nos hace madurar.

     Ahora se aproxima una dura prueba para muchas empresas. El próximo aterrizaje de las grandes superficies será una prueba difícil para muchas pequeñas empresas, pero por otro lado, es una prueba necesaria para fortalecer la empresa, ya que eso obligará a poner en marcha recursos que estaban ahí, dormidos, esperando a que alguien los pusiera en marcha. Toda pequeña empresa es una gran empresa en ciernes. Sólo hay que saber potenciarla.

     Muchas veces pongo como ejemplo al Banco de Santander, que en principio iba a ser un banco de provincia dedicado al comercio que se gestionaba en el puerto de Santander. La historia de este banco, fundado en 1.857 con un capital aproximado de 3,75 millones de euros al cambio actual, es a día de hoy el banco más importante de España y uno de los diez bancos más importantes del mundo con una capitalización bursátil que se estima en unos 80.000 millones de euros. Y eso que, a finales del siglo XIX era el tercer banco en importancia de la zona. Los otros bancos, al ser más poderosos y ganar dinero suficiente no tuvieron la necesidad de evolucionar no sólo sus sistemas internos sino también la forma en que se hacían negocios y captar más clientes mediante fórmulas que beneficiaban al cliente y al banco al mismo tiempo. De esta forma, el Santander fue ganando clientes al tiempo que los otros bancos perdían los suyos sin que pudieran hacer nada por evitarlo. Si el Banco de Santander no hubiera dado una serie de pasos que le obligaban a madurar, a ser más fuerte y competitivo, habría sido engullido hace tiempo por otros bancos y probablemente nunca hubiera pasado de ser un banco de provincias. Muchos de los pasos y recursos que generó el Banco de Santander se originaron debido a cambios que eran ajenos a él y que le obligaron a adaptarse al mercado para seguir obteniendo márgenes de negocio, aunque algunos de esos pasos los dio por voluntad propia sin que surgiera una necesidad que no fuera la de ofrecer mejores productos o ventajas a sus clientes.

     Hay muchas otras empresas que podrían servir de ejemplo y de todas ellas podríamos aprender algo que les serviría en su negocio. A través de estos artículos veremos varias formas para:

–          Minimizar los puntos débiles del negocio y maximizar los fuertes

–          Reducir gastos

–          Ser consciente de las necesidades del mercado

–          Aprovechar las oportunidades que nos brindan las nuevas tecnologias

–          Sanear la imagen del negocio

–          Ganar Clientes y dejarlos satisfechos

     En definitiva, veremos una serie de pasos que nos ayudarán a hacer mejor nuestro trabajo. Y el primer paso es no ayudar a la competencia, así que, a partir de ahora mismo, deje de hablar de las grandes superficies. Empiece a pensar en su negocio que, como verá la próxima semana, tiene mucho que ofrecer. Le aconsejaré para que su empresa rinda más y sea más fuerte, y para eso, tal vez deba reconsiderar lo que hasta ahora ha mantenido como cierto. A partir de esta semana y todos los martes por la tarde, le ofreceré una serie de consejos -no para que los siga ciegamente ya que cada negocio es un universo y no conviene generalizar- para que piense sobre ellos. Algunos de ellos pueden ser muy útiles y otros tal vez no le sirvan.

     Después de esta presentación, la próxima semana empezaremos a hablar sobre su empresa. Como dijo Sun Tzu, «Conocete a tí mismo. Conoce a tu enemigo.» Empezaremos por ahí.

     La crisis genera cambio. El cambio es bueno. La próxima semana entraremos en materia, y el primer paso es conocer el estado de su empresa.