Vencer la inseguridad

“Las obsesiones no tienen razones. Por eso son obsesiones”

Por Erika Schumann

     Esta frase me enamoró en cuanto la escuché en la película “Los puentes de Madison”. La verdad que contiene esta frase viene a colación con el tema de hoy. El sentimiento de inseguridad llega a ser obsesivo en muchísimas ocasiones. Es cómo un dogma de fe. Lo sabemos sin tener pruebas de ello. La inseguridad que tenemos en la cabeza puede combatirse a nivel físico, pero sobre todo, hay que erradicar esa afirmación de nuestro cerebro. Hoy veremos cómo podemos hacerlo.

     Hace un par de semanas describí el perfíl de las personas con inseguridad como “personas con escasa energía, que no denotan optimismo –aunque tampoco tristeza-, que no suelen tener iniciativa propia, sino que se supeditan a los demás, necesitando la aprobación de otros para emprender cualquier acción o proyecto”. Esto es lo que hay que combatir a nivel físico y mental: La energía física y la autoestima. De hecho, cuando una persona conoce cómo es, sus fortalezas y debilidades, adquiere mayor seguridad. Una vez que una persona sabe cómo es, ha de plantearse cómo le gustaría ser, y esta tarea, requiere de un ejercicio de reflexión.

     Este ejercicio consiste en redactar en una hoja de papel cómo es, cómo se define, los recursos que tiene. Más adelante, en la misma hoja, que escriba cómo le gustaría ser y de lo que tiene que hacer para llegar a ser así. Esto le servirá para concienciarse de lo que le espera, de la tarea que tiene por delante. Eso implica una “reprogramación” a nivel mental y/o psíquico: dejaremos de sentirnos los pobrecitos para adquirir mayor energía, mayor autoestima, y por tanto, mayor poder de decisión, sin depender de otros.

     Para adquirir mayor energía es necesario que la consigamos a nivel físico. Esto es muy importante. De hecho, se ha demostrado que los ejercicios regulares con pesas fortalecen la autoestima y mejoran el estado de ánimo. Dicho de otro modo: hay que acudir a un gimnasio con regularidad. Tal vez eres de los que piensan que allí sólo acuden los tipos musculosos, y que a su lado te sentiras una pulga. Error. Deja de pensar cosas así, porque para empezar, no es cierto. Si es tu primera vez en un gimnasio, los primeros dias puede que sean duros –sobre todo por el manejo de las máquinas y por no saber tu nivel-, pero se superan y luego se agradecen. Lo importante es empezar y ser constante. Es recomendable ir con un amigo/a, ya que eso hace más ameno el ejercicio y es más fácil relacionarse. Los estudios dicen que con apenas tres meses de ejercicio, dos horas diarias, los resultados son visibles físicamente, y tienen como consecuencia una mejora en el aspecto psicológico. En sólo tres meses.      

     La inseguridad surge sobre todo a edades tempranas, a partir de los neve o diez años e incluso antes. Surge sobre todo en la adolescencia, que es cuando se sufren los mayores cambios: físicamente, cambio de colegio al instituto, nuevos compañeros, nuevos amigos, nuevos profesores, nuevo ambiente… Sin embargo, recomiendo a los padres que no dejen a sus hijos llegar a esta etapa sin que tengan una habilidad adquirida o que sepan hacer algo bastante bien. Es su tabla de salvación en tiempos de crisis.

     Hay que distinguir dos tipos de inseguridad: La inseguridad permanente, que es aquella que se siente en todo momento una vez que ha salido de su casa, y la concreta, que es aquella que se siente en lugares, momentos o situaciones determinadas. Siempre aconsejo hacer un análisis de por qué nos sentimos así, y eso ayuda en muchas ocasiones. A veces, conocer la raíz de un problema es conocer la solución a ese problema.

     Muchas veces, los miedos y los problemas de algunas personas vienen “heredadas” de sus padres, quienes, de forma inconsciente, en muchos casos, trasladan su miedo a sus hijos, haciéndolo suyo sin que haya sucedido nada que sustente ese miedo. Muchos padres con baja autoestima suelen contagiar ese estado a su hijo sin ellos pretenderlo. Ese es el problema que sufren muchos hijos y que logran superar cuando salen del núcleo familiar y se alejan de ese entorno durante un tiempo extenso como cuando uno se va a estudiar fuera. Vuelve convertido en otra persona. El secreto está en la mente. La mente se adapta, se reprograma cada cierto tiempo, siempre y cuando los estímulos sean los adecuados.           

     La moraleja: piense en positivo. Siempre piense en positivo.