Por Carmelo Convalia
Desde hace 150 años los faros del islote de es Botafoc, en Ibiza, y de la Mola, en Formentera, así como la versión reformada del faro des Penjats, en es Freus, están funcionando. Desde entonces estas construcciones, imprescindibles para la navegación, han ido evolucionando. Con el paso del tiempo los sistemas de funcionamiento han ido perfeccionándose gracias a las nuevas tecnologías, por lo que estas señales luminosas que dependen de la Autoridad Portuaria de Balears están ahora automatizadas. La otra cara es que la profesión de farero se ha reducido y transformado. Ahora, los encargados de velar por el correcto funcionamiento de estas señales son técnicos mecánicos.
El faro de es Botafoc comenzó a construirse el 18 de octubre de 1859, sus obras fueron adjudicadas a Andrés Roses y fue inaugurado un día como hoy de 1861. Inicialmente estuvo dotado con una óptica de sexto orden procedente del faro des Penjats. Algunas fuentes sitúan el origen del topónimo Botafoc, termino catalán con el que se denomina el palo a cuyo extremo se acoplaba una mecha para dar fuego (a un cañón, por ejemplo) en la antigüedad, a la época en que se encendían hogueras en la cima del islote para orientar a los navegantes. Una de las características de este faro es que, desde un primer momento, contó con viviendas para los torreros distribuidas en dos plantas. En 1910 la linterna fue sustituida por una más moderna y se instaló una óptica de cuarto orden. Ocho años más tarde esta instalación fue electrificada. Sin embargo, al estar en un islote tenía un servicio de transporte con una lancha que utilizaban los torreros para el suministro de víveres. Actualmente es uno de los pocos faros habitados de Balears. Santiago Ribas es el farero y ha seguido la tradición familiar ya que su padre, Jaume Ribas, también lo fue de es Botafoc y antes de la Mola.
Faro de la Mola
El faro de la Mola se levanta al borde de un acantilado a 142 metros sobre el nivel del mar y es una de las construcciones más visitadas de Formentera. El primer aparato luminoso con el que contó cuando empezó a funcionar era una óptica catadióptrica de segundo orden de la casa francesa Henry Lepaule. La luz se producía con una lámpara de aceite, de tipo Degrand. Esta óptica, que flota sobre mercurio, sigue en servicio en la actualidad. El faro no fue electrificado hasta 1970, sustituyendo así sus lámparas de petróleo.
La clave: Construidos al mismo tiempo
Tanto el faro de la isla de es Botafoc como de la Mola empezaron a construirse al mismo tiempo en la época de Isabel II, después de la promulgación en 1847 del Plan General de Alumbrado Marítimo. En 1851 se creó el Cuerpo de Torreros de faros.
Cortesía de Diario de Ibiza
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