Por @Davidprats77 y @Vicent_mari
Ya era hora de que entráramos en materia sobre uno de los temas con los que más hemos chocado desde siempre y que tiene relación con nuestro tema central: Dios. Y cuando digo Dios, me refiero a Jehová o Yahvé, el dios cristiano. No se podría entender la figura de Dios sin la Biblia. Y por este motivo, en muchas ocasiones ambos nos sumergimos en las páginas de la Biblia, sobre todo en las del Antiguo Testamento, donde podemos encontrar referencias explícitas, puras. Esto nos ha llevado a conseguir Biblias lo mas fieles posible al texto original, sin adicciones ni supresiones ni interpretaciones. La Biblia, llamada también “el Libro de la Salvación”, guarda en sus páginas indicios de fenómenos que nos han parecido curiosos y que en la actualidad, podrían tener una explicación tan lógica como increíble. Dejaremos a un lado por el momento, temas como la influencia alienígena en la construcción de las pirámides de Egipto, algo que ya abordaremos más adelante.
Arthur C. Clarke dijo que “Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”, y creemos que eso es lo que sucede en muchos pasajes de la Biblia, en los que se recogen una serie de fenómenos que en principio parecen atribuirse a Dios o los Angeles, y que para el hombre antiguo no tenían ninguna explicación que no fuera la intervención divina. No obstante, míles de años después, podemos albergar dudas. Para ambos, muchos de los sucesos que se narran en la Biblia se pueden explicar de manera «alternativa».
A lo largo de la Bíblia se suceden numerosos fenómenos aéreos que alteran el curso de la vida humana. Para los creyentes, esto son acciones divinas y es la prueba de la existencia de Dios. Sin embargo, historiadores más escépticos defienden una teoría diferente. Tal vez esos pasajes de la Bíblia narren visitas bien de humanos de otro tiempo, o bien de alienígenas. En esta última posibilidad es donde ambos no acabamos de ponernos de acuerdo. Aunque parezca imposible, llevamos años discutiendo sobre este tema y tenemos bastante claro que una de las dos posibilidades es la verdadera. Uno cree que es más fácil pensar que fueron humanos de otro tiempo y otro, que fueron los extraterrestres quienes, desde los inicios de nuestra civilización han estado guiando los pasos de la humanidad, y que esto, se vería reflejado en la Biblia.
Las preguntas que esto conllevaría son claras: ¿Es posible que los extraterrestes hayan estado involucrados en la historia humana durante míles de años?, y si es así, ¿de verdad entraron en contacto con personajes bíblicos? Cuando se estudia la Bíblia se observa que hay muchos testimonios que analizados con racionalidad se asemejan a Ovnis que contactan con personas. Como el carro de fuego que coge a Elías y lo eleva hacia el cielo.
Elías fue uno de los profetas judíos más respetados de su época. Su relato bíblico de su encuentro con un carro de fuego, podría ser una descripción detallada de lo que podría ser un Ovni. El encuentro tuvo lugar cuando Elías recorría el río Jordán acompañado de su sucesor. Elías sabía que su vida corría peligro porque había ofendido a muchas figuras religiosas poderosas tal como se relata en la Biblia. Hay un pasaje que es revelador en este sentido. Se encuentra en el segundo Libro de los Reyes, capítulo 2, versículo 11 en el que se habla de la ascensión a los cielos de Elías, a quien en ese momento acompañaba un joven llamado también Elíseo.
“Y de repente se vió rodeado de varios carros de fuego. Elías contempló un carro de fuego y unos caballos de fuego separados de él. Y ascendió en un torbellino al cielo”. (2º libro de los reyes, 2º capítulo versículo 11)
“El Antiguo Testamento narra una historia sobre como a Elías le atrapó o le absorbió un carro de fuego que brillaba incandescente. Según ese pasaje, Elías se evaporó en el cielo y ningún mortal volvió a verle. De hecho, nada se sabe de su regreso. Es una de las personas que no murió en la tierra junto a Jesús y Enoc tal como se puede leer en el libro del Génesis, capítulo 5, versículo 24 “Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios”.
“El concepto de Elías siendo ascendido a un carro de fuego a simple vista podría parecer una abducción. Los testigos o víctimas de estos fenómenos en los últimos años aseguran que suben a personas a bordo de las naves a través de una potente luz y se las llevan». Después de comparar lo que dicen los testigos modernos con lo que pone la Biblia, puedo decir que ambos hemos llegado a la conclusión de que es parecido a lo que se llevó a Elías al cielo dramatizado convenientemente para que el hombre antiguo pudiera entenderlo. Creemos que la Biblia está narrando una abducción que tuvo lugar en aquella época. Ahora bien, ¿hubo extraterrestres implicados?
Hay que ver las cosas con la perspectiva del hombre antiguo. Lo que nosotros hoy día denominamos carro de fuego no tiene nada que ver con el aspecto que imaginamos que pueda tener un platillo volante, pero hay quien defiende que en realidad, no se diferenciaban tanto. “Carro es un término que indica algún tipo de transporte, y lo más parecido que tenían en aquella época capaz de compararlo con un platillo volante era un carro. Era un modo de transporte que resplandecía y tenía un aspecto brillante. Se trataba seguramente de la única asociación que podían encontrar para esos transportes celestiales”, asegura un investigador.
Hay una teoría que especula con la posibilidad de que la interpretación tradicional de algunos pasajes de la Bíblia estén manipulados o alterados. No solo por la falta de referencias técnicas por parte de sus redactores, sino por las inexactitudes de la traducción al inglés de la Bíblia que se efectuó a principios del siglo XVII en la corte del rey Jaime. Es muy posible que si hubiera un error en aquel texto –y seguro que los había y de grandes proporciones-, el error no fuera debidamente reparado por el esfuerzo que esto implicaría. Era más fácil seguir copiando el original año tras año, siglo tras siglo. Esto se debe principalmente a que el inglés utilizado en la corte de Inglaterra en el siglo XVII era diferente del que utilizaba el pueblo llano por un motivo específico: Porque los cortesanos querían diferenciarse de los plebeyos.
Para entender mejor el significado original de los textos bíblicos, los investigadores se remiten al libro “Concordancia Exhaustiva”, de Strong. Se trata de un libro publicado en 1.890, con un índice alfabético de cada palabra que aparece en la Bíblia y una lista de todas las veces que aparece esa palabra y los contextos en los que aparece. Basándose en este libro, muchos investigadores creen haber encontrado una nueva conexión entre el relato de Elías y los Ovnis. En la versión del rey Jaime, Elías ascendió al cielo, pero algunos creen que no se refería al Reino de Dios. David asegura que “en la corte del Rey Jaime, la palabra cielo significaba exclusivamente Cielo. En los cientos de veces que aparece nombrada en la Bíblia, cielo significa cielo, nuestro cielo azul físico. No se refiere al Reino de los Cielos como recompensa. Si fuera así, creo que la Biblia lo trataría de otra forma y lo pondría de forma explícita. El pasaje de Elías dice que se eleva, que se va a los cielos”.
Sin embargo, hay muchas otras fuentes históricas de antigüedad que describen sucesos de naturaleza similar a la de Elías. La Biblia es sólo una fuente más, pero no la única. De hecho, las creencias religiosas en las que aparecen Ovnis estan presentes en todas las culturas. Están presentes en los textos más antiguos de los sumerios. Aparecen pintados en las paredes de las tumbas egípcias. Algunas culturas de oriente los llaman con el nombre de “imanas” o “carros de los dioses”, y aparecen también referencias en la cultura maya. Pero no es esta la única cultura americana en la que podemos encontrar referencias que podrían interpretarse como visitas de dioses, sean hombres o extraterrestres.
Hace míles de años, la cultura Nazca, del Perú, en una hazaña de precisión magistral diseñó unas rayas perfectamente rectas que se extendían sobre el terreno con una longitud de casi sesenta kilómetros y una anchura de kilómetro y medio. Algunos expertos se preguntan si esos diseños tan enormes, que se parecen a los modernos aeropuertos, no se habrían utilizado como pistas de aterrizaje de naves espaciales alienígenas. Las líneas se interseccionan formando enormes figuras geométricas que incluyen dibujos de insectos, mamíferos y un misterioso ser humanoide. Hay quien dice que se parece a un astronauta. La sequedad del paisaje permite que toda huella quede congelada en el tiempo. De hecho, todavía se pueden encontrar las huellas de un automóvil que pasó por allí en 1.920 y que el tiempo ha permitido que todavía se conserven.
Estos dibujos pueden contemplarse desde el cielo, y hay que preguntarse si las dibujarían para impresionar a seres que venían desde el cielo o viajaban a través de él. La cultura que los dibujó intentaba por lo menos captar la atención de aquellos seres y la incognita que queda es saber si lograron contactar con ellos y mantuvieron alguna forma de comunicación.
Hay otras civilizaciones antiguas que también creían ser visitadas por seres extraterrestes. De hecho, algunas interpretaciones de algunos de sus textos apuntan a que Kukulkan, el dios principal de los mayas, bajó del cielo para enseñarles sus complejos conocimientos tecnológicos y matemáticos, lo que explicaría la gran fascinación de esta cultura por las estrellas y el firmamento, y su elevado nivel en astronomía, astrología, física, matemáticas e ingeniería, tal como analizamos en la anterior entrega de esta sección.
“Los avanzados conocimientos matemáticos de los mayas son una de las formas de demostrar que existe una posibilidad. En los códices aparecen cartas astronómicas muy avanzadas en las que constaban los eclipses solares y lunares, y que en la actualidad asombran por su elevado nivel de detalle. No cabe duda de que fueron los astrónomos más avanzados de la historia”, asegura Vicente.
No se cómo podríamos demostrarlo, pero hay muchos indicios racionales para pensar que los mayas adquirieron parte de sus conocimientos matemáticos y astrológicos de antiguos dioses que bajaron del cielo. Creo que hace siglos sucedió una especie de contacto entre los mayas y una raza que vino desde otro lugar, tal vez desde el cielo -o de otro tiempo-. Esta idea es una de las que tenemos en común nosotros dos, y ambos estamos de acuerdo porque esa historia se repite en muchas otras culturas de todo el mundo: con los indios de américa del norte y del sur, en China, en todo oriente, en la índia, e incluso como hemos dicho al principio, en Mesopotamia. Es esa historia o una versión similar en la que los dioses vienen del cielo y comparten sus conocimientos con los seres humanos. Si uno se para a leerlos con atención, descubrirá que son relatos inquietantemente similares que se repiten en distintas culturas y diversos lugares del planeta y que hacen surgir nuevas preguntas.
Un libro que leí hace años era claro al respecto. Su autor lo recogía en sus conclusiones: “Creo que los Ovnis existen desde hace siglos. Creo que han sobrevolado la tierra, y creo que han bajado y han entablado contacto. Creo que han aportado ciertas cosas que nos han ayudado a desarrollarnos. Y creo que la religión bíblica es un ejemplo de cómo han influído en nuestro desarrollo. Incluso se habla de ángeles que bajan del cielo”.
En el libro se hablaba del éxodo de los judíos de Egipto, que fue un momento clave en el desarrollo de la religión judío-cristiana. A la cabeza de esta migración en masa estaba Moisés, a quién le guiaba un extraño fenómeno celeste. Si leemos y damos por cierto lo que ahí pone, no cabe duda de que si los israelitas hubieran pasado 40 años en el desierto o que les caía comida del cielo, esto implicaría una ayuda bastante importante. Y parece evidente que no se trata de una ayuda normal, sino divina. Había alguien o algo preocupándose de que el éxodo se llevara a cabo correctamente. Es un elemento de la historia especialmente intrigante para los estudiosos de la Biblia. ¿Quién o qué era ese protector? ¿Dios? ¿o quizá algo mucho más simple de simple de explicar?
Para David, es evidente que “el pilar de nubes de día y el pilar de fuego de noche que se describe en el Exodo, era un objeto en el cielo, y aparente contenía un ente de vida inteligente que se comunicaba con Moises durante el camino. Podría ser un Ovni. Gracias a sus señales, el Exodo se llevó a cabo». Especialmente relevantes son los versículos 19 y 20 del capítulo 14 del líbro del Exodo, en el que se habla de ángeles, nubes y tinieblas además de “iluminar la noche”.
Aunque inicialmente, el faraón permitió el éxodo de los judíos, luego cambió de opinión y se lanzó sobre ellos con todos los carros de Egipto y cientos de sus hombres. Fue una persecución que condujo a uno de los acontecimientos más espectaculares de la Bíblia. Cuando el ejercito del faraón logra alcanzar a los israelítas a orillas de un mar. Hemos discutido sobre este tema y creo que hemos llegado a una conclusión. David pensaba desde el principio que los extraterrestres habían tenido mucho que ver con la separación de las aguas. No obstante, Vicente consiguió argumentar que el hecho de que los judíos cruzaran este mar tuvo que ver más con un tsunami que con naves extraterrestres. De hecho, en un tsunami, antes de que se produzca la salvaje embestida de las aguas, parece que el mar se retira, dejando un espacio de tiempo en el que un lugar que antes estaba sumergido a pocos metros, es transitable. Si los judíos llegaron en el momento en el que las aguas se retiraron, pudiendo cruzar el río y coincidió la llegada de las aguas embravecidas con la aparición del ejército egipcio, al que se llevó por delante con la intensidad de esta fuerza natural. En un principio no parece que haya participación de extraterrestres ni intervenciones divinas.
“En mi opinión, lo que ocurrió allí fue algo inusual, pero científicamente posible. Los que estaban allí no tenían otro modo de explicarlo que del modo en el que lo hicieron, adornando un poco el relato con la intervención de un Dios superior para que otros pueblos de la zona no les atacaran, aegurando que tenían a una fuerza superior con ellos. Creo que si alguien de nuestros días hubiera presenciado el hecho, podría habernos narrado una versión científica de lo que a los antiguos le pareció sobrenatural”, asegura Vicente.
Incluso después de escapar de los egipcios, los judíos tuvieron que enfrentarse a un árduo viaje hasta su tierra prometida de leche y miel. El camino se lo indicaba una nube que los guiaba y protegía a la vez.
“El pilar de nubes que los guiaba, durante el día actuaba como sombrilla. La zona en la que viajaban era un desierto con temperaturas de hasta cincuenta grados, y según la Biblia tardaron cuarenta años en llegar. No olvidemos que esa nube lanzaba maná a los judíos para alimentarlos durante los cuarenta años que duró su éxodo. Así los mantuvo vivos en el desierto mientras se gestaba enorme un proyecto de acondicionamiento religioso a manos de lo que a primera vista es un objeto volador de alta tecnología, que parece extraterreste”, explica David.
Algunas interpretaciones modernas señalan que el Ovni les proporcionó mucho más que alimento y refugio. Cuando los israelítas se acercaban a las laderas del monte Sinaí, el pilar de nubes volvió a comunicarse con Moisés.
“El Señor le comunicó a Moises que se levantara temprano y subiera al monte Sinaí y que se presentara ante él en lo alto de la montaña”. (Exodo 34: 1-2)
“Cuando Jehová aterrizó sobre la montaña, advirtió a la gente que se apartara, pero permitió subir a Moisés, y aparentemente, Moisés subió a la nave que había sobre la montaña”.
“Entonces, Moisés subió a la montaña, que quedó cubierta por la nube. El Señor se apareció esta vez en forma de fuego abrasador, a la vista de todo el pueblo de Israel. Y Moisés penetró en la nube”. (Exodo 24:15 y 24:17-18)
David y algunos investigadores modernos especulan con que todo el tiempo que el tiempo que estuvo en la montaña, Moisés estuvo en el interior de una nave.
“Cuando Moises bajó del monte Sinaí llevaba entre sus manos los diez mandamientos, las leyes supremas para su pueblo. Entonces se le acercó el pueblo de Israel y él les entregó los mandamientos que el Señor les había ordenado cumplir”. (Exodo 34:32)
Pero si esa enorme columna en el cielo era una nave extraterrestre y les entregó un ordenamiento moral para su sociedad, ¿qué opinaron los antiguos de ello?
Para Moisés, el individuo que había en el interior de las columnas de fuego y nubes era Jehová, el Dios de los Judíos. Su dios era un dios del cielo, un dios celestial, un dios que creaba el cielo en la tierra. No creo que ni a él ni al resto de los judíos les costara mucho creerse que columna de fuego y nubes era Dios. No se dejó ver porque de haberlo hecho, todo hubiera sido diferente”.
Algunos investigadores creen que la influencia de estos contactos no se limita solo a la Bíblia judía. Puede hallarse asimísmo en la Fe cristiana. Miles de años después del éxodo, el Nuevo Testamento relata la transfiguración de Jesús.
“Y se transfiguró ante testigos. Sus ropas se volvieron de un color blanco tan deslumbrante que no había cal en la tierra que pudiera blanquearlas más. Y aparecieron Elías y Moisés que se pusieron a hablar con Jesús”. (San Marcos 9:2-4)
Para nosotros, dos estudiosos de la Biblia es como mínimo sorprendente encontrar a Moisés y Elías con Jesús porque Moisés llevaba muerto cientos de años y Elías no había muerto en la tierra porque había sido elevado en un carro de fuego y no se le había vuelto a ver hasta entonces.
¿Eran los carros de fuego de Elías y la nube brillante de Moisés en el monte Sinaí el mismo Ovni? ¿Y fue esa misma nube u Ovni la misma que trasladó a Elías y Moisés a la transfiguración de Jesús como si fuera una máquina temporal capaz de controlar el tiempo y el espacio? Para Vicente, la explicación más lógica es la más sencilla, y es que había una especie de máquina del tiempo.
“Creo que se trata de un fenómeno reincidente en la Bíblia: Un objeto extraño que aparece en el cielo y una voz que sale de él. Aparece durante el éxodo como una columna de nubes que hablan a Moisés. Y aparecen en el relato de la transfiguración. Algo similar aparece en el relato de la desaparición de Elías. A menudo, se recibían mensajes de naturaleza divina a través de visiones o sueños como le ocurre a Ezequiel, que en el capítulo primero, narra una visión en la que aparecen descripciones de seres y mecanismos que parecen de una tecnología evolucionada.
Imaginemos por un segundo, que lo que estamos planteando sea cierto, si el origen de la religión –en concreto de la cristiana- sea extraterrestre. De hecho, sorprende pensar que la religión actual no excluye la posibilidad de que Dios sea un extraterrestre. La Biblia y la iglesia aseguran únicamente que se trata de un ser superior, sea humano o no.
La pregunta que nos hacemos es intrigante: Si se probara la certeza de esas teorías, ¿cuál sería el futuro de la religión occidental?
“La religión cambiaría radicalmente si se probara que los extraterrestres existen y que estan implicados en algunos sucesos narrados en la Biblia. Cambiarían todos los contenidos de la Bíblia y la forma en que los interpretamos. Los milagros que se describen en la Bíblia podrían explicarse mediante la existencia de seres con tecnologías avanzadas. La existencia de un Dios divino y protector que todo lo ve se caería por su propio peso”, aventura Vicente.
Pero en ausencia de pruebas concluyentes que confirmen o denieguen la existencia de humanos o extraterrestres muy evolucionados tecnológicamente, la participación de estos, sea quienes sea en los acontecimientos que se narran en la Biblia u otras fuentes históricas antiguas se basa en la Fe, que es la misma base de la creencia en Dios.
No obstante, Dios y la Biblia es un tema muy frecuentado por nosotros, por lo que seguiremos hablando sobre los misterios que nos plantean.
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