Por @vicent_mari
Es mucho lo que se ha hablado y se ha especulado en torno a una de las construcciones más enigmáticas situadas en un punto estratégico y remoto sobre la cima de una montaña, y desde la que se puede disfrutar de “sa punta de ses torretes”, un topónimo ancestral que sin duda se refiere a la construcción que hoy nos ocupa.
A mediados del siglo XX, en una de las zonas más remotas de la costa de Sant Joan de Labritja, se localizaron vestigios de antiguas paredes de piedra, de casi dos metros de grosor, que en un primer momento se sospechó que pertenecían a un recinto defensivo, que en cada extremo poseían lo que parecían ser los restos de torres. Aunque en un principio no se pudo determinar la existencia de ninguna torre, excavaciones posteriores encontraron las dos torres, sin que se hubiera encontrado un precedente similar en la arquitectura defensiva de la isla. Esto se debe a que poseen forma rectangular aunque ovalada en sus polos.
A principios de la década de los noventa, el arqueólogo Joan Ramón dirigió una excavación para desvelar el misterio, aunque no se encontraron restos de haber sido habitada, se concluyó que el recinto fué levantado entre las postrimerías del alto imperio romano y los dominios de la dominación catalana, alrededor de los siglos V y XIII.
Otra de las incógnitas que rodean estos restos es saber quién las construyó. Se apunta que fueron los habitantes de los alrededores, pero no se puede afirmar por la ausencia de pruebas. De hecho, otras teorías hablan de una fortaleza vikinga construida para defenderse de los habitantes de la isla o de otro tipo de agresores y/o piratas.
No obstante, su función no está clara porque no se encontraron restos que indicaran que alguna vez estuvo habitada. Parece tratarse de un recinto defensivo, pero ¿para defenderse de qué? ¿de quién? Por lo que parece, no hay vestigios de nada que valiera la pena defender. Todas las casas de la zona tenían su propia zona de defensa. Además, se trata de una zona escarpada, de difícil acceso, y cuyo valor estratégico, debido a lo accidentado del terreno, es cuando menos, dudoso. Incluso se apuntó la posibilidad de que esas murallas se construyeran para defenderse de ataques desde el interior de la isla, de los propios nativos.
Pese a que se cree que el muro levantado llegaba a los 200 metros de largo por metro y medio de alto, en la actualidad, se conserva un tramo de 90 metros de longitud que fue desmontado a principios del pasado siglo XX por los payeses del lugar, que aprovecharon sus piedras para levantar marges o paredes de piedra que delimitaban sus zonas de cultivo.
Las torres d´en Lluc son un misterio que sigue vivo a pesar de los años y las investigaciones realizadas. Puedes acceder a través del enlace al articulo anterior sobre las Torres d´en Lluc.
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