Por @Davidprats77 y @Vicent_mari
Hace mucho tiempo que especulamos con una posibilidad que la gran mayoría de los científicos e investigadores no contemplan. El mero hecho de nombrarla hace que de entrada rechacen cualquier razonamiento, que se basa simplemente en un hecho más o menos hipotético, y es que no hay pruebas de eso. Ya hablamos de este tema en un artículo anterior titulado “¿Ovnis en la Biblia y en la historia?”. Sin embargo, los que firmamos este artículo creemos que, es muy posible que, en algunos momentos de la historia, más o menos cercanos, más o menos lejanos, pudo existir un contacto entre humanos y extraterrestres. Y de tanto especular, de tanto leer, de tanto razonar, hemos encajado ciertas piezas que, como veremos a continuación, dan un retrato más o menos nítido o difuminado de una realidad que obligaría a modificar ciertos pasajes de nuestra historia, de la historia de la humanidad. Es posible que sí, hubo contacto con seres de otros planetas. Y creemos que hay pruebas de ese contacto. Pero no nos dejemos llevar por la euforia o el miedo. Razonemos las pruebas. La pregunta es: Si hubo contacto entonces, ¿porqué no se ha prolongado ese contacto hasta nuestros días? Posiblemente tengamos una respuesta para eso también. Pero hay otra hipótesis alternativa, tal vez más razonable.
Si comenzamos por el principio, desde los tiempos más remotos, el contacto más lejano en el tiempo que creemos se produjo hace ahora unos siete u ocho míl años. En plena edad de piedra. Y se produjo en la zona del Zagros, en la zona norte de Mesopotamia, actual Irak. En esa época, el Eden bíblico de Adán y Eva estaba localizado allí. Hay al menos dos pruebas que nos lo indican. La primera está en la Bíblia, en el Génesis. Cuando habla de que Dios creó primero a Adán, al que sacó una costilla y formó a Eva a la que llama “madre de todos los vivientes”. Curiosamente, no deja de sorprender que en varias lenguas, de hecho en las más extendidas del planeta, Adán contiene las tres letras de ADN (ADaN). La interpretación que hacemos de este texto es que se tomó ADN y se utilizó con una mujer, de la que salió un fruto. Del modo en el que lo cuenta la Biblia, es evidente que una tecnología así, en aquel tiempo, tenía que venir de otro planeta… o de otro tiempo (esa es otra teoría que barajamos). Si leemos atentamente el capítulo 6, versículo 3 del Génesis, vemos que se distingue a los hijos de Dios de los hijos de los hombres… ¿Es posible que un alienígena tuviera relaciones con una humana –o varias- y su fruto fuera calificado como “hijo de Dios”? ¿Y por qué no?… Si ese alienígena hubiera descendido del cielo con su nave, ¿no lo llamarían Dios? Si leemos con atención el Génesis, capítulo 28, versículo 12, uno tiene la sensación de de Dios vive en el cielo. Eso es porque seguramente Dios bajó del cielo a la vista de ellos, por eso lo sabían los hombres de aquel tiempo.
La segunda prueba tiene cierto fundamento científico, pero tiene muchas interpretaciones. No está claro en qué momento, el hombre consiguió pasar del gemido gutural a hablar, a utilizar la palabra y la expresión verbal. De hecho, el avance del lenguaje, la capacidad para hablar fue un enorme salto evolutivo sin el cual hubiera sido imposible compartir el conocimiento. En la actualidad, los científicos no se ponen de acuerdo cómo pudieron hacerlo si genéticamente ese paso no se habría dado hasta muchos míles –o puede que millones- de años después. Sorprende el hecho de haberlo hecho tan rápido. Nosotros creemos tener la respuesta: ingeniería genética. Alguien nos mejoró genéticamente en ese aspecto. Alguien que tenía ese avance genético lo pasó a la humanidad, probablemente mezclándose con nuestra especie y trasladándose a la descendencia cada vez que se reproducían. Y eso, probablemente ocurrió hace siete u ocho míl años. Tal vez a eso se refería la bíblia en el Génesis con Adán y Eva. A Adán se le llama con frecuencia “el primer hombre”, y quizá, en cierto sentido, lo fue. El primer hombre en poder hablar, en poder expresarse mediante la palabra. Francis Crick, el codescubridor de la estructura de doble hélice del ADN, creía firmemente en lo que él llamaba panspermia, el concepto de que la Tierra fue «sembrada» con vida, probablemente en forma de algas de especies extraterrestres inteligentes, con el propósito de garantizar la continuidad de la vida. Y si se hizo esto, no solo se hizo en este planeta, sino en otros, posiblemente utilizando transbordadores tripulados. Y Crick no es un científico cualquiera.
Suena a locura. ¿Los alienígenas pudieron haber dado pié a la humanidad, a la civilización? ¿Pudieron estar implicados de alguna forma en la construcción de algunos de los monumentos más famosos de la tierra?
Aunque muchos especulan con que los extraterrestres tuvieron algo –o mucho- que ver en la construcción de las pirámides, lo cierto es que hay muchos interrogantes en cuanto a su construcción, pero ninguna prueba que apunte a la participación de extraterrestres. Si hay algo que sorprende en este tema son los hechos de que las pirámides estuvieran perfectamente alineadas con una diferencia de menos de la décima parte de un grado con el polo norte y que tuvieran los conocimientos matemáticos y técnicos para llevar a cabo una empresa tan “faraónica” como aquella, en la que sólo la Gran Pirámide de Giza se construyó durante unos veinte años y supuso la colocación de 2.300.000 enormes bloques de piedra de varias toneladas traídos desde varios cientos de kilómetros de distancia. Incluso para el hombre actual, sería una gran empresa, y si pensamos que fueron construidas hace unos 4.500 años, con instrumentos rudimentarios, no cabe duda de que hay que plantearse muchos interrogantes. De hecho, si echamos cuentas, estas nos dicen que había que colocar un bloque de piedra en su sitio en menos de dos minutos. Una proeza. De hecho es lo que sugiere Erich Von Daniken en su libro “Carros de los Dioses”, publicado en la década de los sesenta y hoy en día un libro muy difícil de conseguir.
“A la arqueología tradicional no le gustan los misterios. Tienen respuestas para todo. Simplemente afirman algo y el resto del mundo tiene que creerles”, afirmó Erick Von Daniken.
En 1.968, Von Daniken, por aquel entonces gerente de un hotel suizo, alcanzó fama internacional cuando publicó una teoría controvertida en la que decía que los astronautas alienígenas habían visitado la Tierra en tiempos de nuestros antepasados. No era la primera vez que se sugería que los extraterrestres habían venido a la tierra en la prehistoria. Arthur C. Clarke, en su obra, “2.001, una odisea en el espacio”, ya argumentaba esa posibilidad. Pero la idea de Erick presentaba una diferencia crucial: Aseguraba que era cierto. Su libro “Carros de los Dioses” vendió más de 60 millones de copias por todo el mundo, lo que le convirtió en una estrella internacional. Había dado al mundo una nueva visión espacial de la historia de la humanidad.
¿Qué dicen los expertos oficiales sobre este tema? ¿pudieron los extraterrestres estar detrás de una construcción tan monumental y representativa? Los egiptólogos creen que no. Si hubiera sido así, hubieran encontrado algo que lo indicara, pero en vez de eso, los arqueólogos han desenterrado muchas pruebas junto a las pirámides que demuestran lo contrario. Aidan Dodson, de la Universidad de Bristol asegura que “los aspectos más generales están claros. Estan los barracones donde vivían los obreros. También están las tumbas de los arquitectos. En algunas pirámides inacabadas se ven las rampas que utilizaban para colocar los bloques en su sitio, aunque no conocemos el proceso de construcción, probablemente eso sea imposible, aunque a rasgos generales está muy claro que la construcción la realizaron hombres. Sin embargo, hay que admitir que los detalles sobre la construcción de las pirámides estan poco claros”.
“¿Casi dos millones y medio de bloques en tan poco tiempo? Cualquiera un poco inteligente se plantearía ciertas dudas. Si estuvieron allí, seguro que los extraterrestres dejaron pruebas de su paso, pistas. La pregunta es difícil. Pero, ¿qué dejaron? ¿qué podrían haber dejado?”, se pregunta Daniken.
No obstante, Daniken dice que si evaluamos las pruebas que aparecen en su libro, la conclusión es clara: “Hace miles de años, cuando nuestros antepasados todavía estaban en la edad de piedra, llegaron algunos extraterrestres y que ayudaron en la construcción de esos monumentos”. ¿De qué forma? ¿tal vez aportando los conocimientos necesarios para llevar a cabo una gran construcción como la Gran Pirámide de Egipto?
Construída supuestamente como la tumba del gran faraón Keops, está formada por casi dos millones y medio de bloques de piedra. Los más grandes llegan a pesar 80 toneladas y fueron transportados desde canteras a cientos y cientos kilómetros de distancia. Eso ocurrió mil años antes del descubrimiento de la rueda. Para Von Daniken aquello planteaba una pregunta, no porqué los extraterrestres no nos dieron la rueda, sino otra muy diferente.
“Es la construcción más grande del planeta hecha por el hombre. Tiene una altura de unos 150 metros y un peso aproximado de 30 millones de toneladas. Es bastante grande para un grupo de arquitectos que acaban de salir de la edad de piedra. Se necesita de un gran conocimiento técnico para llevar a cabo esa empresa”.
La teoría de Von Daniken provocó que los egiptólogos se enfurecieran ligeramente. Aidan Dodson se mostró tajante al respecto: “Daniken dice que acababan de salir de la edad de piedra. Para empezar, la edad de piedra acabó varios siglos antes de que las pirámides se construyeran. Por lo que a mí respecta, no catalogaría lo que hace como un trabajo científico. Hay un grabado en una tumba egipcia que muestra como transportaban una enorme estatua con la fuerza de los músculos. No hay ningún misterio en la forma en la que transportaban grandes bloques de piedra. No hay extraterrestres en los grabados de las construcciones de las pirámides. A menos que astutamente, se hubieran disfrazado de egipcios. Es probable que por eso, no aparecen en los libros de Von Daniken”.
Hay varias rarezas obvias en las teorías de Erick Von Daniken sobre las Pirámides. Afirma que después de que los extraterrestres se marcharan, los humanos construyeron varias pirámides utilizando los conocimientos matemáticos que les habían dejado y asegura que la construcción de las pirámides era una forma de conseguir que el faraón se reuniera con los dioses, en las estrellas. Eso coincide con lo que se dice en un artículo anterior “Egipto entre pirámides y estrellas” . Quizá había otro motivo por el que las estrellas ejercían una especial fascinación sobre los egipcios, pero hasta el momento no se ha encontrado nada que demuestre un contacto con extraterrestres. La pregunta que más me persigue es “¿por qué un esfuerzo tan colosal?” Nuestra idea es que aparte de albergar el cuerpo sin vida del faraón, contenían otras cosas. Cosas con cierto valor. Conocimientos, un mensaje, riquezas tal vez… Como una caja fuerte inviolable que supera el paso del tiempo. No obstante, las pirámides dan mucho de sí y hablaremos de ellas en otro artículo.
Daniken no se detuvo ante las pirámides, sino que buscó pruebas sobre presencia extraterrestre en todo el mundo. Encontró prueban en distintos lados del planeta, como las pinturas africanas de Tassili, en el desierto argelino. Tassili Está considerada como “la capilla sixtina del arte rupestre”. Están catalogadas 15.000 pinturas prehistóricas aunque es posible que en su totalidad asciendan a 80.000. La gran mayoría de las escenas retratadas son de animales: jirafas, avestruces, elefantes, bueyes, yacarés y hasta hipopótamos, lo que prueba que antaño aquella región del Sahara estuvo llena de vida. En alguna de ellas se ve lo que parece un astronauta con casco y en otra mayor, hay un grabado que según el autor parecen un grupo de nativos utilizando algo similar a un telescopio. Se calcula que estas pinturas tienen una antigüedad de entre 10 a 15 míl años, aunque fueron pintadas en distintas épocas, e incluso, hay pinturas de hace 6.000 años. La gran mayoría de las escenas retratadas son de animales: jirafas, avestruces, elefantes, bueyes, yacarés y hasta hipopótamos, lo que prueba que antaño aquella región del Sahara estuvo llena de vida. Tassili quiere decir “plataforma de los ríos”.
Pero hay más pruebas de que hubo contactos en diferentes lugares del mundo. En Mexico, en Palenque, estado de Chiapas, se encontró una losa sepulcral con un grabado cuya interpretación desconcierta a muchos. Conocida como “el astronauta de Palenque” Daniken ve en esa losa precisamente a un hombre pilotando una nave espacial. El hombre lleva casco y parece que del cohete sale fuego. Por supuesto, el grabado ofrece otras muchas interpretaciones. Y si se viaja un poco más al sur, las líneas Nazca, en Perú, son una prueba tangible de este contacto. Dichas líneas antiguas dibujadas en el desierto, se extienden varios kilómetros y en algunos casos, tienen formas misteriosas. Estas líneas forman dibujos que sólo pueden ser vistos desde el aire. ¿Para qué tomarse la molestia si nadie iba a verlas? ¿O tal vez ellos creían que sí?
“Cuando sobrevolé sobre Nazca por primera vez quedé impresionado porque sólo pueden verse desde el aire. Parecen una pista de aterrizaje. Es algo fascinante. Increíble. No es algo normal para los nativos. Entonces se plantean un par de preguntas: ¿porqué lo han hecho y porqué aquí exactamente?”, se pregunta Daniken. En nuestra opinión, lo más probable es que a los habitantes de la zona les impresionaron tanto los extraterrestres que pensaron que eran dioses y empezaron a copiar las líneas. Afirma que es algo parecido a lo que ocurrió con otras tribus aisladas. Un ejemplo documentado es la reacción de la gente de las tribus de Nueva Guinea al ver a los occidentales en el siglo XX. Cuando vieron por primera a los occidentales, pensaron que eran dioses que habían bajado del cielo en pájaros plateados. Les adoraron durante mucho tiempo después de que se marcharan e incluso construyeron imágenes de aviones con la esperanza de que volvieran los pájaros plateados. Podría ser algo similar a esto lo que ocurrió en Nazca.
Pero sin duda, si hubo contacto, esto plantearía otras cuestiones y otros razonamientos. De hecho, empezaríamos replantearnos el desarrollo humano y sin duda, un aspecto crucial lo sufriría la religión, ya que se reinterpretaría de otra forma. ¿Es posible que los extraterrestres nos inspiraran la religión? Es posible, pero eso no lo apoya ningún investigador porque no hay pruebas que lo demuestren. Ni un solo indicio. Nada.
Stonehenge es otro de los lugares a los que se les atribuye cierta colaboración extraterrestre. El hecho de que esté compuesto por enormes bloques de piedra traídos desde grandes distancias sin que hasta el momento no se sepa como lo hicieron los hombres de aquel tiempo hace que muchos crean en la colaboración extraterrestre, pero al igual que sucede con las pirámides de Egipto, no hay pruebas que confirmen o desmientan esa teoría.
Pero si todo esto son evidencias de un contacto con otra cultura galáctica, o al menos una lo es, es muy posible que haya habido un primer contacto hace mucho tiempo, hace millones de años. De hecho, nosotros estamos casi seguro de que eso sucedió. La prueba de esto no existe. Y es precisamente la ausencia de esta prueba lo que la convierte en una prueba casi científica.
Hablamos del eslabón perdido. La vida se originó en el agua hace míles de millones de años. Del agua salimos a la tierra, y evolucionamos. Curiosamente, la especie humana fue la que más evolucionó y mejor se adaptó al entorno, dominando el planeta. Se llamó eslabón perdido a la hipotética especie que uniría a los humanos actuales con sus antepasados simios. Hasta ahora no se ha encontrado nada que una esta cadena evolutiva. Falta un eslabón, un peldaño, una especie que sirva de intermedio. Tal vez se tratase de la especie que aprendió a hablar. La naturaleza no habría dejado que nos saltáramos ese paso. Y si ella no fue…
Muchos investigadores creen que la ausencia de ese eslabón perdido –y nosotros también-, supone una prueba evidente de que o bien nuestro ADN sufrió una mutación natural –algo sumamente extraño y poco probable- o sufrió una mejora artificial –algo que si se demostrara la existencia de extraterrestres- bien podría ser el caso. De hecho, en los últimos ochenta años se han documentado un gran número de abducciones en los que los humanos subían a naves presuntamente extraterrestres donde se les hacían experimentos –en teoría genéticos-. Algo similar pudo haber ocurrido en la antigüedad, en la que los extraterrestres utilizaron su tecnología genética para ayudarnos a evolucionar anticipando un salto evolutivo. Si esa mejora no se hubiera dado, todavía estaríamos a medio camino de la evolución que hoy disfrutamos. Esa explicación tiene bastante sentido, y ayuda el hecho de que no se ha encontrado en el mundo ninguna evidencia de ese “eslabón perdido”. En los años que se lleva trabajando arqueológicamente en el mundo, al menos alguno debería haber aparecido, o alguna evidencia. En vez de eso, nada.
Todo esto puede parecer una locura. Pero la idea de ver a los extraterrestres como Dioses Creadores lleva a la teoría de la conspiración a una última conclusión: Para el autor Brian Appleyard, incluso se puede insinuar el papel que tienen los extraterrestres en la vida actual.
“La idea de que los extraterrestres visitaron la Tierra, nos dieron toda esa tecnología, nos encaminaron en el rumbo evolutivo y nos mostraron el rumbo a seguir es algo fantástico, porque la gente del mundo moderno puede aferrarse a algo, lo que no suele ocurrir demasiado. La historia de la evolución que nos dieron los científicos dice que no somos nada, y francamente, no significa nada en el fondo. Lo importante de los antepasados extraterrestres es que por fín nos da una historia. Esto es fundamental porque la gente necesita creer en algo”, asegura Appleyard.
Aunque la idea de nuestros antepasados extraterrestres pueda consolar a muchas personas, cabe la posibilidad de que nunca sucediera. No hay evidencias.
Pero la pregunta clave de todo esto es si existen los extraterrestres. El programa SETI, que consiste en la búsqueda de vida extraterrestre utilizando señales de radio ha permitido que se examinen las constelaciones durante veinte años y se hayan buscado por radio señales de vida extraterrestre. Al igual que Francis Crick, muchos científicos creen que la vida pudo haber llegado desde algún lugar diferente de la Tierra. Al fín y al cabo, el universo contiene billones y billones de estrellas.
“El universo es inmenso. Parece que muchas estrellas tienen planetas. Tiene que haber muchos mundos tan aptos para la vida como la Tierra. La pregunta es: ¿La vida comenzó en otro mundo? ¿Cómo encontramos a los extraterrestres si es que existen? ¿Cómo podemos buscarlos? Aún no los hemos encontrado. Uno de las formas es buscar ondas de radio que puedan provenir de otros mundos. Creo que hay muchas posibilidades de que descubramos que nuestro planeta no es el único que alberga vida. Incluso puede que lo descubramos en nuestro propio Sistema Solar. Sé que encontraremos una señal de otro mundo. Sólo hay que sentarse a esperar”, asegura Seth Shostack, uno de los responsables del programa SETI.
Mientras tanto, los indicios de que hubo un contacto con seres de otros planetas siguen teniendo varias explicaciones, y ninguna de ellas concluyentes. No obstante, y tal como dijimos en un artículo anterior, ante la falta de evidencias, habrá que tener fe, el mismo argumento al que recurre Dios. Pero hay otra explicación, una explicación distinta, que explica todos estos fenómenos sin necesidad de recurrir a los extraterrestres. Una explicación elegante que consideramos desde hace algún tiempo: el hombre, en algún momento de la historia, futuro o presente –o quizá pasado reciente- ha adquirido la tecnología suficiente para viajar en el tiempo. Y ha realizado distintos viajes al pasado con distintos propósitos. Esto tan descabellado podría ser probado por la Bíblia. ¿De qué forma? Por el código que hay oculto en ella. Pero de eso ya hablaremos en otro momento.
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