Prólogo de José Juan Gómez
Al escribir estas lineas, siento que ha recaído en mí un honor nada desdeñable. Clara Fosk, a quien tengo el placer de conocer en persona, ha confiado en mi la redacción de éste pequeño texto, prólogo al último poema que presenta en este portal.
Tal como su seudónimo nos sugiere, en Clara Fosk encontramos un mundo de extremos: desde el mas brillante sol, al mas profundo y gélido vacío, ternura y rabia, proximidad y lejanía. Nos identificamos en sus letras, ya que trata lo que todos hemos sido capaces de experimentar el algún momento de nuestra vida. Su mérito reside en que es capaz de plasmar esos sentimientos, darles forma, capturarlos en una serie de líneas, y saber mostrarnos, manteniendo el mismo carácter y estilo, ambas caras opuestas de la realidad.
En esta ocasión, nos encontramos ante una composición amarga. Podemos sentir esa sensación de abandono y de desamparo a la que uno se enfrenta en cualquier final. Es cierto que todo, en su momento, acaba, pero nuestra vida no es sino una carrera contra nosotros mismos, contra el orden inexorable del Universo. Todo acaba, todo muere. Nos empeñamos en cerrar los ojos ante esta máxima universal, como el niño que cree que cerrando los ojos, el monstruo desaparecerá. Pero tarde o temprano despertamos, y el monstruo sigue allí. La muerte sigue allí, los finales, las decepciones, siguen allí, y nos atraparán, tarde o temprano. El afecto que hemos sentido por alguien que posteriormente nos ha fallado, es un recordatorio tozudo de nuestra propia levedad, nos devuelve a nuestra condición de seres indefensos ante el mundo. Si nuestro mejor apoyo es capaz de convertirse en nuestro demonio, debemos darle la razón a Plauto cuando afirmaba que el hombre es un lobo para el hombre, y vivimos, pues, en un mundo de lobos.
Leyendo el poema que sigue, no puedo evitar sentir cierto desasosiego. Somos incapaces de hacer que los demás cambien su ira por amor, y esa frustración genera en nosotros una respuesta igualmente de odio. Esa es la autentica tragedia del ser humano: no somos más que lobos, capaces de odiar como somos odiados.
El crimen de Prometeo fue intentar que los hombres compartieran las migajas de la gloria divina. Por ello, fue castigado y despreciado por los dioses. Y es que solo los dioses merecen ser eternos. Día a día, descubrimos que no somos los dioses que creíamos ser.
Por todo lo dicho, no puedo sino reiterarme en los elogios que en este portal se han hecho ya sobre Clara Fosk. Os recomiendo encarecidamente que visitéis su blog http://www.clarafosk.blogspot.com.es/, donde podréis descubrir gran parte de su obra.
“Borratxa del meu odi”, de Clara Fosk
Borratxa del meu odi.
Els dubtes maten.
Aquest quant queda.
Aquest quant falta.
Enfonso la boca al seu pit,
cada vegada més fred,
cada vegada més elevat.
Arribarà el dia en que no seré dolça,
ni tendra ni miserable.
Arribarà el dia
en que estaré borratxa del meu odi.
I no respiraré,
ni m’esplaiaré amb plors de revetlla,
i els dubtes m’hauran matat
i sabré que no queda res,
que no falta res.
Descubre más sobre Clara Fosk y su obra visitando su blog: http://www.clarafosk.blogspot.com.es o mira las creaciones de esta autora publicadas en Mennta.es.
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