Por Miguel Angel González
Tal vez porque fue una actividad clandestina, la pesca con explosivos es un tema que suele orillarse, no tanto porque nos haya dejado sentimientos de culpa, sino porque en nuestros días es solo memoria, una práctica que hoy tenemos por intrascendente y agua pasada. Y si la traemos ahora a colación es porque, aún tratándose de un evidente desatino, será siempre un episodio de nuestra historia local.
Conviene subrayar de entrada que la pesca con explosivos en Ibiza y Formentera no ha tenido nunca mayor importancia. Se practicaba de uvas a peras y casi siempre por las mismas personas que, eso sí, parecían tener en tan malas artes cierta forma de impenitente enviciamiento. Quienes lo hacían, reincidían hasta tal punto que conocí un payés de Labritja que, después de haber perdido dos dedos de su mano derecha al manipular un cartucho de dinamita, continuó, erre que erre, manejando explosivos hasta que los achaques de la edad le doblaron espinazo y aficiones.
En nuestras islas aquella práctica se dio sobre todo en tiempos de vacas flacas y su intención fue, las más de las veces, conseguir un complemento para la despensa familiar. No tengo noticia de que la pesca con explosivos se hiciera en ningún caso con objetivos comerciales, es decir, como negocio. Tampoco se hacía a mar abierto, sino en rincones de la costa y con cargas pequeñas que proporcionaban uno o dos capachos de pescado de roca. Todo lo más, si caía por casualidad una pieza mayor -un mero, por ejemplo-, podía acabar en los fogones de un restaurante de confianza. Pero tales casos eran los menos. Lo comento porque no ha sido así en otras geografías. En 2002, se requisaron 322 cartuchos de goma-2 y gelamonita en un puerto pontevedrés y, más recientemente, en 2010, saltó a la prensa la ´Operación Abuelo´ cuando, en vísperas de San Juan, la Guardia Civil de Vigo intervenía un buen número de cartuchos de dinamita ocultos en la ría de Vigo. Y no era un caso aislado que causara sorpresa. El uso de explosivos ha sido en aquellas aguas una modalidad de pesca ancestral, hasta el punto de que muchos caladeros han quedado esquilmados y han tenido que hacerse paros biológicos para que algunas especies puedan recuperarse. No hace tanto tiempo que los buques de cerco gallegos utilizaban los cartuchos con tanta asiduidad como las redes y se sabe que, para esquivar los registros que la Guardia Civil hacía en los muelles, se fondeaban los explosivos a 15 o 20 brazas en recipientes herméticos señalizados con boyas azules, poco visibles, que se recuperaban con bicheros al salir a faenar. Algunas cofradías de pescadores conocen bien estas argucias y denuncian esta pesca fraudulenta que se ha detectado, entre otros puntos, en Cangas de Morrazo, Arousa, Portosín, Corrubedo, Camariñas, Cambados, Muros, Portonovo y Fisterra.
Nada que ver, por tanto, con la pesca con explosivos que se hacía en nuestras islas, donde era una práctica aislada y ocasional que nacía y moría en el ámbito doméstico. Curiosamente, no era un hecho que se diera entre pescadores y gentes de la mar, sino que se generaba en el medio rural. Se trataba de payeses que tenían un pequeño llaüt en un varadero cercano a su casa y que practicaban la pesca por afición, bien porque hubieran sido testigos del uso de explosivos o por haber oído que algún vecino los utilizaba, caían en la tentación de probar suerte, movidos por la facilidad de las capturas y por esquivar el esfuerzo de pasar horas con el volantín o esperando que la suerte llegara a la pequeña red que colocaban al anochecer y recogían cuando despuntaba el día.
Solían utilizarse cartuchos de dinamita, pero también pólvora y bombas de fabricación casera construidas con una botella de vidrio en la que mezclaban nitrato de potasio en polvo y guijarros, o nitrato de amonio y queroseno. En cualquier caso, el efecto era tremendo, porque un artilugio explosivo del tamaño de una botella de cerveza dejaba en el fondo un cráter de 2 metros de diámetro, además de reventar a los peces en un radio de 10 metros. El estrago lo causaba la onda expansiva, no en vano la velocidad de difusión del sonido en el agua es de 1.500 metros por segundo. La explosión destrozaba los órganos blandos de los peces y su oído interno, su sentido del equilibrio y la vejiga natatoria que controla la profundidad, razón de que las piezas alcanzadas por el estampido, reventadas o aturdidas, ascendieran a la superficie donde podían recogerse.
Los explosivos se conseguían en canteras, obras públicas o empresas pirotécnicas, y lo único que hacía falta era encontrar y pagar al desaprensivo que vendía cartuchos y detonantes. Lo demás tenía su riesgo, pero era fácil: se buscaba una buena pesquera, se adecuaba la mecha a la profundidad a la que se preveía que estallara el cartucho, se lanzaba al mar y, en unos minutos, decenas de peces muertos o desorientados caían en salabres o redes. El problema era que esta pesca tan poco selectiva acababa con todo en los fondos. Y el precio, en no pocos casos, por artefactos defectuosos o por un mal cálculo en la detonación, era que los pescadores sufrían graves mutilaciones o que, en algún caso, podían perder incluso la vida. Hoy, la pesca con explosivos está triplemente penada como infracción muy grave, delito penal y medioambiental. Afortunadamente, es ya una práctica olvidada en nuestras islas y, en todo caso, al recordarla, no podemos dejar de situarla en el contexto en que se dio, cuando la vida no era fácil y poco o nada se sabía del perjuicio que causaba a los ecosistemas marinos.
Por @vicent_mari Continuando con lo que relatábamos la pasada semana, en esta serie de artículos vamos a ir desgranando los secretos de las Leer más »
Por @vicent_mari No es necesario explicar que Ibiza es una isla, un paraíso flotante en el Mediterráneo junto a su hermana menor, Formentera. Su fama llega a todos los Leer más »
Por @vicent_mari De entre las islas del Mediterráneo, me atrevería a decir que, pese a su reducido tamaño, Ibiza y Formentera son el Leer más »
Por @Vicentmari Luis Miguel Hermoza y Reinhard Huaman Mori han sido los impulsores de una nueva revista de arte y literatura que ya puede encontrarse en Leer más »
Por @Vicent_Mari Formentera Fotográfica, el encuentro organizado por el Consell de la citada isla ya tiene fecha para la edición de este año 2021 y tendrá lugar del 8 Leer más »
5:40:25 am
Yo no entiendo como alguien siquiera probaría pescar con dinamita en primer lugar. En lo personal, encuentro la pesca tranquilizante y recompensante cuando logras cualquier captura, cada vacaciones procuro comprar unos articulos de pescar en Armería el Pinsapar y me voy a probar suerte por horas.