Por @vicent_mari
Hace pocos días, en el transcurso de un paseo familiar en ese paseo Vara de Rey ahora salpicado de luces de colores, atracciones y sugerencias gastronómicas que van desde el algodón de azúcar hasta el pa i vi, me encontré con un conocido al que hacía tiempo que no veía. Hace unos años puso un negocio de carpintería y me estuvo comentando cómo le iba la vida después de que Ikea y más recientemente Leroy Merlín aterrizaran en esta pequeña isla nuestra.
Su valoración en cifras me dejó helado. Me dijo que había perdido casi la mitad del trabajo que tenía desde octubre de 2010. Desde ese momento, y coincidiendo con la llegada de Ikea, su ritmo de trabajo, y por consiguiente su facturación, fue descendiendo lenta pero progresivamente hasta estabilizarse en esa franja de negocio que no le deja apenas nada y que sólo le sirve para sobrevivir con pequeñas pérdidas, ya que de momento no se plantea despedir a nadie de sus trabajadores, a quienes considera buenas personas y que siempre han trabajado incluso fuera de horario. “Ellos siempre han estado para la empresa, y ahora la empresa debe estar para ellos”, decía.
Pero aquella breve conversación me sirvió para estar ausente, pensativo, durante buena parte de aquel paseo. Empecé a pensar en lo que representa la presencia de las grandes superficies en la isla. Hay quien se felicita por su llegada, y está bien que hayan llegado, pero eso no puede ser razón para cambiar nuestros hábitos de compra ni mucho menos donde compramos. Esas decisiones que cada uno tomamos de forma privada y aparentemente sin importancia nos afectan a todos, incluso a los que nos creemos ajenos.
Zara, Mercadona, Decathlon, Ikea, Leroy Merlin y todas las grandes superficies no están ayudando a la recuperación de nuestra economía. De hecho, mi opinión personal es que se trata de un problema añadido. Porque cada vez que acudimos a una de estas empresas y dejamos nuestro dinero en ellas se lo estas quitando a empresas más pequeñas, más locales, donde quizá trabaja nuestro amigo, nuestro vecino o nuestra pareja, y que, por desgracia, son las más vulnerables y en consecuencia, las que más tendríamos que cuidar. Y en vez de eso, les hemos quitado nuestra confianza y encima nos extraña que muchas empresas echen el cierre cada día. Nadie vive del aire. La mayoría vivimos de nuestro trabajo.
En esta web encontré un artículo que hablaba de lo peligrosas que son las políticas de las grandes empresas, que muchas veces buscan exterminar de forma encubierta y agresiva los negocios locales gracias a sus enormes recursos y así ejercer un tipo de monopolio. Mi sugerencia es que se ha de recurrir a las grandes empresas cuando las más pequeñas no pueden ofrecer los productos que buscamos. Unicamente en ese caso. Pero desgraciadamente, la triste realidad es que se acude a las grandes superficies incluso cuando no se sabe lo que comprar.
Hay quien dice que en las grandes superficies el producto es más barato. Tal vez sí y tal vez no. Si miramos el precio, posiblemente sí, pero ese es el engañabobos más usado para captar clientes. Es evidente que el volumen de negocio que tienen no pueden competir con esos gigantes, y por lo tanto, no pueden competir en precio. Hay un dicho que dice que “no hay duros a cuatro pesetas”, pero siempre habrá el que crea que sí. Al encontrar un producto más barato en una gran superficie, lo más frecuente es que la diferencia no sea excesiva o se haya sacrificado la calidad -o la cantidad- en aras de un producto de una estética igual o similar, tal vez de la misma marca, pero más económico. Yo trabajo en el negocio del deporte, y puedo decir que muchas cosas que se compran en grandes superficies no son de la misma calidad que las que vendo yo, pero claro, las mías son sensiblemente mejores y a un precio superior. Todo el mundo sabe que lo barato sale caro.
Si nos guiamos por el precio, buscar lo más económico es pan para hoy y hambre para mañana. Yo no gano una fortuna, sino más bien lo justito para pasar el mes, y eso tal vez se deba a que no busco productos económicos sino productos de calidad. Tal vez esa sea una parte de mi pecado. La otra parte es que sigo yendo a los negocios a los que siempre he ido. No he cambiado. Sigo siendo el mismo y mis hábitos de compra no han cambiado. Si ha cambiado la exigencia de la compra. Miro más, comparo y elijo. Creo que todos hacemos lo mismo. Mi conclusión es que compramos más barato, pero no mejor.
Las grandes superficies usan como cebo que son novedad, instalaciones grandes y atractivas y precios sin competencia, y todo eso supone una gran inversión. El negocio local ha de adaptarse a los cambios para ser más competitivo, aunque no obstante, tiene otras armas que ha de usar si no quiere verse reducido al olvido y al cierre: Su cercanía, su trato personalizado, su flexibilidad y adaptación al cliente y sus circunstancias, e incluso sugerencias ya que conocen al cliente y sus gustos. Eso no existe en una gran superficie, para los que en mi opinión somos trozos carne sin nombre a los que hay que sacar la pasta.
Que nadie se equivoque: no se trata de condenar a aquellos que acuden a las grandes superficies a hacer sus compras. Cada uno con su dinero va allí donde quiere y lo gasta de la manera que más le place. No se trata de eso. Lo que busco en el lector es una reflexión. Con eso me doy por satisfecho. Los negocios locales son lo que sostienen la economía de la gente de la isla. Cada vez que evitamos consumir en ellos les restamos autonomía y confianza además del tema económico. Los negocios locales nos ayudan a mejorar la economía, el bienestar, a tener más confianza en nosotros como comunidad. ¿Cree que el dinero que se saca de Decathlon se queda en Ibiza? No lo creo. El dinero que se deja en los negocios locales, sí.
Ahora que se acercan las fiestas navideñas, y muchos ya vamos mirando el presupuesto y de reojo los regalos a comprar, a la fuerza hay que invertir con sabiduría. Por eso, me gustaría que primero acudiera a los negocios a los que iba antes, a los de siempre, los que se habían ganado su confianza, y trate de volver a eso, a esa sonrisa espontánea y a ese trato personalizado que rara vez se da en las grandes superficies. El negocio local es una inversión de futuro para todos. Es dinero que se queda en el barrio y circula. Para las grandes superficies, usted supone un matrimonio de conveniencia. Sólo le quieren por su dinero.
Invierta en la gente de aquí. Descubrirá que hay mucho más de lo que se ve y que ha olvidado.
Por @vicent_mari Continuando con lo que relatábamos la pasada semana, en esta serie de artículos vamos a ir desgranando los secretos de las Leer más »
Por @vicent_mari No es necesario explicar que Ibiza es una isla, un paraíso flotante en el Mediterráneo junto a su hermana menor, Formentera. Su fama llega a todos los Leer más »
Por @vicent_mari De entre las islas del Mediterráneo, me atrevería a decir que, pese a su reducido tamaño, Ibiza y Formentera son el Leer más »
Por @Vicentmari Luis Miguel Hermoza y Reinhard Huaman Mori han sido los impulsores de una nueva revista de arte y literatura que ya puede encontrarse en Leer más »
Por @Vicent_Mari Formentera Fotográfica, el encuentro organizado por el Consell de la citada isla ya tiene fecha para la edición de este año 2021 y tendrá lugar del 8 Leer más »
Deja un comentario