Viernes 02nd junio 2023,

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Formentera, la última frontera del paraíso

posted by Vicente

   

Por @vicent_mari

     Formentera es conocida en todo el mundo. Su fama supera todas las fronteras.  Deportistas, cantantes, estrellas de Hollywood, modelos, políticos, ricos empresarios… famosos y anónimos, son muchos los visitantes que vienen a ella movidos por su atractivo y perciben el magnetismo que desprende. Pero, ¿qué es lo que hace que esta ísla sea tan valorada y visitada año tras año por míles de visitantes? ¿cuál es su secreto? Buscando evadirme de la amarga sensación que me dejaba la rutina diaria, viajé hasta Formentera sin más pretensión que desconectar y conseguí más que eso: descubrí la magia oculta que anida en esta tierra. Este reportaje es fruto de ese viaje. Acompáñeme a través de este sendero de palabras que buscan ser imágenes, a través del cual intentaremos dar respuesta a estas preguntas.

      Formentera es un tierra de encanto y misterio, con alma. En la antigüedad los griegos la llamaron Ophioussa, por la “abundancia de serpientes” que habitaban sus tierras, aunque adoptó más tarde el nombre de Formentera, derivado aparentemente de Frumentaria o “productora de trigo”. Lo curioso es que en la isla no hay el menor rastro ni de serpientes ni de trigo. Ni parece que lo haya habido nunca. Pero antes de entrar en el lado más desconocido, tal vez sería mejor empezar abordando su cara más conocida.

     Formentera es una pequeña isla al sur de Ibiza. Tiene aproximadamente una superficie de 83 km2 y 82 kilómetros de costa si incluímos Espalmador y las islas próximas. A principios de este año 2010, la población censada rondaba los 10.400 habitantes y se estima que superaran los 45.000 en julio o agosto. Sin embargo, este reportaje quiere ír más allá de los números para descubrir la magia que reside en esta tierra. El mar, y sobre todo la naturaleza interior tienen una importancia notable en su relación con el hombre. Por algo, el símbolo por excelencia más extendido en la isla es la silueta característica de la lagartija.

Faro La Mola     Geograficamente, las poblaciones más importantes son el puerto de la Savina, Sant Francesc Xavier, Sant Ferran de ses Roques, es Pujols y El Pilar de la Mola.

     En la Savina se concentra el único puerto que hay. Allí encontraremos hoteles, hostales, apartamentos, alquileres de coches, motos y bicicletas además de restaurantes y locales de copas. Es un centro eminentemente comercial y turístico al igual que lo es Es Pujols.

     Es Pujols, sin embargo, es el centro neurálgico del turismo, allí donde se concentra la mayor oferta hotelera, de restauración y de ocio con fínes claramente comerciales y turísticos. Allí es más difícil encontrar tranquilidad, ya que el movimiento de gente es incesante durante el día, y sobre todo, por la noche. Posee una gran extensión de costa, que en su mayoría son playas de arenas blancas y aguas cristalinas.

     Sant Francesc es un pueblecito que está abandonando su estilo de estética rural y que va adaptando su oferta al turismo, con comercios que venden productos locales como ropa y vestidos blancos de telas frescas, comidas y bebidas típicas, postales con tentadoras imágenes de la isla, perfumes, ocio… Restaurantes y cafeterías dejan sus mesas en la calle creando un ambiente distendido y no exento de cierto aire parisino.

     Sant Ferran sigue los pasos de Sant Francesc, del que le separan apenas tres kilómetros, una distancia mayor de la que le separa de Es Pujols. Sant Ferran mantiene a duras penas un aire más tradicional, aunque se aprecian signos visibles e irreversibles de que las cosas estan cambiando para adaptarse a los nuevos tiempos. Abundan los restaurantes y algún que otro local de copas, pero la mayoría de los comercios estan orientados a las gentes que viven allí todo el año. Sin embargo, la Fonda Pepe, junto a la plaza de la iglesia es uno de los puntos más concurridos cuando llega la noche, ya que en verano podremos encontrar turistas de todas las nacionalidades.

La mola de Benny Trutman     El Pilar de la Mola es la población mas al este, es el único territorio que todavía conserva las profundas huellas del pasado más reciente y rural. Se dice que Julio Verne se inspiró en este lugar para escribir «Hector Servadac: Viajes y aventuras a través del mundo solar». Casitas de estilo rústico, enormes extensiones de tierra cultivada, pequeños bares donde los payeses se reúnen al final de la jornada para echar un trago y jugar a las cartas componen su paisaje.

     La frialdad de los números contrasta con la calidez que ofrece al visitante. Su clima, sus aguas, su paisaje interior, sus gentes, sus constumbres… todo ello se fusiona dando como resultado un lugar mágico, especial, dotado de alma.

     Se dice que los que llegan a Formentera se llevan parte de ella y a cambio, dejan parte de sí mismos en la ísla. Debe ser cierto porque a mí me ocurrió. Formentera desprende una luz especial. Formentera es distinta. Incluso podría definirla como bipolar. Posee muchos mundos en ella, y eso es sólo una parte de lo que la hace especial. Durante el día es luz, color, paz, serenidad, y al llegar la noche es ruido, música, bullicio y desenfreno. Una buena parte de los visitantes que se han tumbado en la playa durante el día buscan diversión al caer la noche y se sumergen en los muchos locales musicales que hay desperdigados por la isla.

     En mi caso, no era la primera vez que visitaba Formentera. Mi primera incursión fue en 1.992, en pleno verano, y me alojé con otros estudiantes en unos apartamentos en la Savina por espacio de cuatro días. Cinco años más tarde volví a visitar la isla y el mismo apartamento por espacio de tres días. Sin embargo, no somos capaces de ver las cosas hasta que no estamos preparados, y no ha sido hasta este año cuando he descubierto el hechizo especial que reside en esta pequeña isla.

     Mientras el barco se acercaba al puerto de la Savina, el único que hay en Formentera, admiraba a través de la ventana las blancas arenas que cubrían la playa de Illetes, cuyas aguas desteñían tonalidades de azul más claras y turquesas a medida que se aproximan a la arena, lo que eleva a paradisíacas esta y otras playas de esta isla.

     Durante cinco días, los mismos que han durado mi estancia en la isla, he comprobado no sólo como cambió mi estado de ánimo sino también mi energía física. Llegué a Formentera estresado y terriblemente agotado mental y físicamente. Al cabo de cinco días, la tranquilidad, las gentes, la luz, el calor, la naturaleza, las aguas y las sales, junto con la energía natural que desprende esta isla mágica habían obrado un cambio sustancial.

     Nada más desembarcar se percibe que Formentera es distinta. El aire es más puro y a lo lejos, a once millas náuticas, se distingue nítidamente la silueta de Ibiza y los islotes de es Vedrá y es Vedranell. Una vez que sales de la Savina, lo primero que llama la atención es una carretera larga, sin curvas, de la que no se distingue el final, rodeada de hermosas casas a cada lado. La gran mayoría de las que se pueden ver fuera de los núcleos urbanos poseen viñedos y/o chumberas, testigos de un tiempo que se va.

     Las casas poseen colores blancos y claros, de grandes ventanales y destilan ese intenso aroma mediterráneo del mar que baña sus costas y se adentra en sus playas. No se necesita mucho tiempo para comprender que estamos ante lo que muchos han definido “el último paraíso”, y a fe mía que lo es.

     Formentera todavía respira el frescor de lo tradicional, aunque la isla está abandonando lentamente su estilo de vida rural que ha mantenido durante siglos. A mediados de los ochenta, hace poco menos de 25 años todavía podían encontrarse las puertas de las casas pintadas del mismo color, azul eléctrico intenso o verde y payeses -campesinos de la isla- que salían a pescar con sus barcas, o cuidaban de las ovejas y trabajaban el campo. Ahora, esta imagen va desapareciendo, y con ella, los últimos atisbos de una forma de vida tradicional producto del aislamiento.

     Formentera luce una combinación de colores en la que predominan los blancos de las casas y las ropas, el verde de los campos y las puertas y ventanas de las casas y diversas tonalidades de azul que recuerdan al cielo, al mar, y a las aguas cristalinas que bañan sus playas, una parte de su atractiva riqueza natural.

     Antes que nosotros, los antiguos pobladores se dieron cuenta de las extraordinarias condiciones de su naturaleza. Otras culturas descubrieron la luz, la vitalidad de su suelo y sus aguas y la energía especial que emanaban de la menor de la pitiusas, lo que le llevó a ser codiciada por fenicios, romanos y otras culturas mediterráneas. Todos se percataron de su importancia estratégica, tanto comercial como militar.

Sepulcro megalitico Ca Na Costa     De hecho, las primeras huellas del hombre en la isla se calculan en el inicio de la edad del Bronce, alrededor del fin del tercer milenio antes de cristo. Todavía perdura el legado de las antiguas culturas que habitaron esta tierra. El sepulcro de Ca na Costa o los restos cerámicos de Sa Cova des Fum en la Mola son parte de las huellas que dejaron en la isla. Mas tarde, los romanos, que no está claro si conquistaron la isla o bien se instalaron en ella, dejaron los restos de un castillo en Can Blai y el camí de sa Pujada, que recibe el nombre de camino romano, del que hablaremos con más detalle más adelante. Tras la caída del imperio romano, en el siglo V, la isla quedó a merced de los piratas y los bárbaros. Más tarde, alrededor del siglo X, los musulmanes se instalaron en la isla y permanecieron en ella hasta el siglo XIII, cuando llegaron las tropas catalanas comandadas por Guillem de Montgrí que acabarían conquistando las islas pitiusas en nombre de Jaume I.

     A principios del siglo XV, Formentera se despobló debido al acoso de los piratas y la peste negra, pero a finales del siglo XVII se concedió la primera carta de propiedad en la isla de Formentera, lo que inicia el repoblamiento definitivo de la isla. En 1723 se levantó la primera iglesia de Formentera, en Sant Francesc Xavier, que estaba fortificada y contaba con una pieza de artillería para defenderse de los ataques piratas.

     Ya durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, los pobladores de la isla desarrollaron la agricultura, pesca y el comercio de sal hasta que a principios del siglo XX comenzó a desarrollarse el turismo, que en la década de los sesenta albergó a un gran número de hippies, con lo que la isla gozó de gran colorido. Aún queda algún testimonio mudo de todo ese movimiento.

tapia colores     Cada verano, Formentera es visitada por míles de turistas que en muchos casos, vuelven año tras año. Son muchos los que han llegado a esta isla buscando algo, algo que la ísla se encargó de proporcionarles. Se rumorea que Bob Dylan visitó Formentera en 1.967 buscando escapar de una fama que amenazaba con devorarle vivo. Estando aquí encontró la inspiración para publicar un nuevo album que si bien pasó desapercibido en su momento, años más tarde se convertiría en un disco indispensable en su carrera. El ilustrador Víctor Escandell se instaló en Formentera durante cuatro meses buscando inspiración y la encontró. Asimísmo, personajes de la talla de Richard Gere, Ronaldo, Gemma Mengual o Andrés Iniesta entre otros muchos, son o han sido en su momento, asiduos del verano en Formentera. Otros famosos, sin embargo, han establecido una segunda residencia en la ísla, en la que pasan largos meses incluso en invierno como Pau Donés o Nacho Vidal. Otros, como el diseñador francés Phillipe Stark, Martina Klein, Jorge Lorenzo o Paulina Rubio pasan unos días de descanso antes de volver a su rutina diaria.

Buceo 3 buceador     Pero, ¿qué tiene Formentera para que sea visitada por míles de personas? ¿Cuál es su atractivo? Para dar respuesta a estas preguntas, no se necesita mucho tiempo.

     Para empezar, la gran oferta turística está dirigida al ocio y al placer, al descanso y al bienestar, con la finalidad de que el visitante se encuentre a gusto y disfrute al máximo de su estancia. Es frecuente que muchos de esos visitantes, sobre todo los de mayor poder adquisitivo regresen con la intención de encontrar casa en la isla. Hay un pero: los precios en Formentera suelen ser un 20% más elevados que en la península.

     En Sant francesc, en la plaza del pueblo, los sábados a partir de las diez de la noche se puede disfrutar de  jazz en vivo  o en la plaza de El Pilar de la Mola hay un mercadillo artesanal los miércoles y los domingos a partir de las cuatro y media de la tarde.

     Junto a la oferta turística con productos específicos dirigidos a los visitantes, Formentera posee cualidades naturales para luchar contra el estrés, el agobio y el agotamiento mental, ya que su luz, su paz, su serenidad, su temperatura, su naturaleza y sus aguas hacen de esta isla un punto especial de energía regenerativa y curativa a nivel físico, mental y espiritual. Debían saberlo las antiguas culturas cuando se instalaron aquí y aprovecharon su esplendida naturaleza para crear el camino romano, también conocido como es “camí de sa pujada”, que asciende durante poco menos de un kilómetro y medio la única montaña que hay en la isla y que lleva al Pilar de la Mola, y desde el que se pueden disfrutar impresionantes vistas de la isla además de llenar los pulmones de aire puro y sales provenientes del mar.

     Formentera desprende ante todo, serenidad, tranquilidad, equilibrio. Su atmosfera límpia y sus especiales condiciones naturales hacen de esta ísla un punto de regeneración. Un dato que avala este hecho es que en s´Estany des Peix, una empresa farmacéutica (Pharmamar, o lo que es lo mismo, Zeltia) extrajo un organísmo marino (la Ecteinascidia Turbinata) que sólo podía ser cultivado en Formentera o el Caribe para la obtención de un componente con propiedades anticancerígenas que recientemente ha recibido el vísto bueno para su comercialización.

Posidonia     Más aún, la sal de Formentera posee unas propiedades excepcionales, incluso ha sido comercializada como líquida por sus especiales condiciones naturales que se deben a la oxigenación del agua que ejerce la posidonia marina que está proxima a la isla y que está protegida por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Esta sal tiene unas propiedades que no existen en otro lugar del mundo. ¿Quiere más? Su luz y su temperatura son ideales para que el cuerpo alcance un estado idóneo de relajación y bienestar.  Sin embargo, debido precisamente a la intensidad solar es necesario tomar precauciones ya que de lo contrario, podríamos tener serios problemas.

     Formentera dispone de una gran variedad de espacios naturales tanto en el interior como en la costa. A las playas paradisíacas conocidas internacionalmente se añaden una serie de áreas naturales que vale la pena descubrir.

     La Finca de Can Marroig está considerada como un área de especial interés, donde se ha habilitado un merendero y un centro de interpretación que quiere proteger el “virot”, un ave pescadora. En Can Marroig hay senderos para excursionistas.

     Pero no es el único que hay, ya que hay al menos, media docena de rutas senderistas de gran belleza como el camino romano, el camí del Monestir, o el camí del Ram, en el Pilar de La Mola, el camino de Ca´n Parra, el camí de Ca´n Cordeta, el camí de Punta Rasa o los senderos que llevan al Cap de Barbaría.

Cueva Jeroni Formentera     Sin olvidar uno de los más desconocidos tesoros naturales de la isla, que yace a varios metros bajo la superficie: me refiero a las cuevas den Jeroni, situadas a 400 metros de la salida de Sant Ferran dirección a La Mola, descubiertas en 1.975, que tienen una antigüedad de más de 3 millones de años y poseen una gran variedad de formaciones calcáreas.

     En cuanto a las playas, imensas pasarelas de madera que sobrevuelan la arena permiten al visitante accecer a la playa sin dañar el ecosistema dunar, que vive en perfecto equilibrio entre los bosques y la vegetación cercana y las playas, lo que permite su conservación y belleza.

     Mención especial a la isla de Espalmador, separada de Formentera de forma visible pero unida a la playa de Illetes mediante una lengua de arena sumergida que alcanza casi los tres metros de profundidad en su vertiente más profunda. Espalmador es una ísla privada, pero su acceso es libre. Gran cantidad de barcos de pequeño calado se acercan para disfrutar de sus exquisitas playas de arena fina y tentadoras. En su interior posee una ciénaga de barro que en otro tiempo fué un valioso atractivo turístico y que ahora se halla en proceso de degradación. El paso que une Formentera con Espalmador puede ser cruzado a pié en días de marea baja. No obstante, es recomendable no hacerlo en días normales, ya que la corriente es intensa.

     Su oferta natural se complementa con los dos grandes “estanys” o estancos. El estany des Peix, junto al puerto de la savina, está abierto al mar, y desde allí salen una gran cantidad de pequeñas barquitas o llauts que salen al mar a pescar.

     El estany pudent, que está cerrado al mar y se usa para la extracción de sal. Se introducen grandes cantidades de agua y cuando se evapora, se extrae la sal, que gracias a su composición tiene unas propiedades únicas tanto para la salud como para la gastronomía.

     Y hablando de gastronomía, pruebe los productos de la huerta cultivados por los propios payeses y descubrirá una mayor intensidad de sabor. Los payeses de Formentera cultivan su tierra con dedicación y paciencia, de forma tradicional, como siempre se ha hecho, sin añadir productos químicos que alteran el sabor, dejando que sea el tiempo y el sol los que maduren las frutas y las verduras de sus huertos. Pruebe los tomates, las patatas, el pan, el melon, la sandía, el vino de Formentera y descubrirá una nueva dimensión para su paladar.

     Sin embargo, desde mi punto de vista, el mayor atractivo que posee Formentera es que nos recuerda el sabor de lo tradicional, de lo que hemos olvidado. En algunos hogares el pan se hace todavía en horno de leña, se recoge la uva y se hace vino pisándolo, siguiendo las tradiciones, como siempre se ha hecho. Incluso hay varias marcas que comercializan el vino cuyos viñedos estan en El Pilar de la Mola como Cap de Barbaria o  Terramoll. No podíamos olvidar en este repaso gastronómico a uno de los productos estrella de esta tierra: El Peix Sec o pescado secado al sol, que es uno de los ingredientes indispensables en la elaboración de la típica ensalada payesa, hecha con productos de la tierra y que todo visitante debería probar. En Formentera no existen las prisas, el estrés, no existen los agobios o el agotamiento… Formentera invita a la paz, a la serenidad, a la vitalidad, a disfrutar de la vida y la naturaleza, como siempre debería haber sido.

     En Formentera apenas existen las vallas metálicas. Las paredes de piedra se levantan hasta la cintura y limitan el paso a los animales, pero no veta la mirada por el placer de ver, de observar lo que hay más allá… tal como era antes.

     De hecho, las bicicletas y las motos abundan en las carreteras y caminos de Formentera. Son el medio de transporte más usado por aquellos que buscan tranquilidad y desean explorar la isla a conciencia.

     Son muchos los visitantes -ilustres o no- que han visitado Formentera atraída por su fama o sus atractivos naturales y se han sorprendido por sus fuerzas regenerativas a nivel mental, espiritual y físico. Es frecuente que los propios visitantes comenten que se van de la isla “con las pilas cargadas”. Como yo. Por eso sé que no tardaré en volver.

     He empezado hablando de los misterios que pueblan la isla. Formentera recibió el nombre de Ophiussa por su abundancia de serpientes, aunque se especula que ese nombre fué debido a las lagartijas que pueblan sus tierras y que son el símbolo de la isla. Pero aún hay más, una leyenda más inspiradora:  Todavía hay quien  la cuenta, ya que se ha pasado durante generaciones de padres a hijos la historia sobre el tesoro oculto de Formentera, formado por botines del pirateo y que estaba compuesto por una gran cantidad de oro, plata y joyas de diversa procedencia. Piratas y vikingos son los protagonistas de una leyenda que segun parece, tuvo lugar  en visperas de la I Cruzada, en los albores del siglo XII. Si cree que es simplemente una leyenda, tal como creí en un primer momento, quizá debería leer el artículo sobre el tesoro de Formentera que ha sido publicado en Mennta y descubrirá una historia fascinante. Hay varios indicios que apuntan a que podría ser más que una leyenda. Muchos aventureros han venido a la isla seducidos por ese relato.

     Para finalizar, describiré una anécdota que me sucedió en la estación marítima. Un ibicenco hablaba con un formenterés de lo caros que eran los pasajes para los ibicencos (sobre 12 €) y lo económicos que eran para las gentes de Formentera (2 €) y concluyó diciendo:

– Deberían hacer un puente que comunicara Ibiza con Formentera.

– Entonces ya no sería Formentera -contestó el otro. Y tiene toda la razón.

     Si esta agotado, cansado, estresado, tómese unos días de descanso en Formentera y disfrute de todo lo que ofrece. Descubrirá como su Alma se inunda con la energía que desprende esta ísla.

     Puede descubrir más sobre Formentera en las webs  Passió per Formentera, en la que encontrará imágenes espectaculares de la isla  y  Formentera Sunset, en el que podrá encontrar información detallada y sobre todo, podrá disfrutar online de las puestas de sol de Formentera. Pero sin duda, lo mejor es verlas en directo.

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