Los moros estuvieron en Mallorca durante casi 300 años, un período que dejó una profunda huella en la isla. Llegaron en el siglo VIII, durante la invasión musulmana de la península ibérica, y se establecieron en Mallorca como parte del Emirato de Córdoba.
La presencia musulmana en Mallorca trajo consigo avances en agricultura, arquitectura y tecnología, así como influencias culturales que todavía se pueden ver en la isla hoy en día. Durante este tiempo, Mallorca se convirtió en un importante centro comercial y cultural en el mar Mediterráneo.
Sin embargo, en el año 1229, después de una larga guerra, Jaime I de Aragón conquistó Mallorca y puso fin al dominio musulmán en la isla. A pesar de esto, la presencia de los moros en Mallorca dejó un legado duradero que todavía se puede apreciar en la arquitectura, la gastronomía y la cultura de la isla.
Los moros dominaron la península ibérica durante aproximadamente ocho siglos, desde el año 711 hasta 1492. Este largo periodo de dominio dejó una huella profunda en la cultura, la arquitectura y la sociedad de la región.
La invasión de los moros comenzó en el año 711, cuando Tariq ibn Ziyad desembarcó en Gibraltar y derrotó al ejército visigodo en la batalla de Guadalete. A partir de ese momento, comenzó la expansión de Al-Andalus, el nombre que se le dio al territorio musulmán en la península ibérica.
A lo largo de los siglos, los moros gobernaron gran parte de la península, estableciendo un imperio que se extendía desde el sur de España hasta el norte de África. Durante este tiempo, introdujeron avances en ciencia, medicina, arquitectura y literatura que tuvieron un impacto duradero en la historia de la región.
Mallorca era conocida con el nombre de Balearis por los romanos, quienes la conquistaron en el año 123 a.C. Antes de la llegada de los romanos, la isla era habitada por los talaióticos, una civilización prehistórica que construyó impresionantes monumentos megalíticos.
En la época de la dominación musulmana, Mallorca pasó a llamarse Mayūrqa, adaptando el nombre original a la lengua árabe. Durante este período, la isla se convirtió en un importante centro comercial y cultural en el Mediterráneo occidental.
Con la conquista catalana en 1229, Mallorca adoptó su nombre actual, una evolución del término catalán Maillorica. Desde entonces, la isla ha sido un destino turístico popular, conocido por sus playas, su gastronomía y su patrimonio histórico.
La ocupación árabe en España se extendió desde el año 711 hasta el año 1492, lo que representa un periodo de aproximadamente 781 años. Durante este tiempo, los árabes dejaron una profunda influencia en la cultura, arquitectura, gastronomía y lengua de la península ibérica.
La llegada de los árabes a España tuvo lugar en el contexto de la expansión del Islam por el norte de África. A través de la conquista de la península, los musulmanes lograron establecer un extenso territorio que se mantuvo bajo su dominio durante varios siglos. Durante este periodo, se desarrolló el califato de Córdoba, que fue considerado como uno de los centros culturales y económicos más importantes de la época.
La ocupación árabe en España llegó a su fin con la Reconquista cristiana, un proceso que duró varios siglos y que culminó con la caída del último reducto musulmán en Granada. A partir de ese momento, España volvió a ser un reino cristiano y se inició una etapa de importantes cambios políticos, sociales y culturales en el país.
El **reino de Mallorca** fue un territorio que surgió en el siglo XIII como resultado de la división del reino de Aragón. Fue creado en 1231 por el rey Jaime I de Aragón, quien repartió sus dominios entre sus hijos para evitar conflictos sucesorios.
**Jaime I** otorgó el reino de Mallorca a su hijo Jaime II, quien se convirtió en el primer monarca de esta nueva entidad. Durante su reinado, el territorio experimentó un importante desarrollo económico y cultural, convirtiéndose en un importante centro comercial y artístico en el Mediterráneo.
El **reino de Mallorca** duró aproximadamente 180 años, hasta que en 1349 fue conquistado por Pedro IV de Aragón tras la muerte de Jaime III, último monarca mallorquín. La incorporación de Mallorca al reino de Aragón marcó el fin de la existencia del reino como entidad independiente y supuso la pérdida de su autonomía política y administrativa.